Giovanni, sonrió.—Sé que no es algo que disfrutes tanto como yo, hermanito, de hecho, no lo disfrutas ni tan si quiera un poco — caminó hasta tomar la silla y elevarla para colocarla justo en frente de la hermosa urna de cristal, Giusseppe, inexpresivo como siempre, con sus ojos cerrados, su hermoso traje— estamos trayendo muy buena mercancía Giusseppe, es de muy buena calidad, las armas se distribuyen y aunque la policía ha querido echar mano en nuestros negocios, todo ha sido controlado, tenemos jóvenes nuevas en los prostíbulos, algunas por voluntad propia, ya sabes que el hambre puede ser muy mal consejero, otras que están allí sin su consentimiento, algunos secuestros aquí y allá, lo mejor de todo es que contamos con al menos dos pares de extranjeras en el club principal, lo cual genera más variedad a los clientes. Sé lo que te debes estar preguntando, si, me siento bien, el negocio que me heredó nuestro padre no ha hecho más que crecer en mis manos. Estoy buscando nuevas posibi
Leer más