Por el peso de la lujuriaLa noche llegó después de que me quedara viendo el paisaje desde la ventana que me permitía apreciar el crepúsculo desde una posición inmejorable. Desde ese lugar pude apreciar los distintos matices de naranja que fueron avanzando en el cielo a medida que el sol comenzó su descenso. De repente el naranja se manchó de azules y violetas y al final terminó empapándose en un todo de matices de azul estrellado. La nostalgia de ese momento, que encerraba en su fugacidad la realidad efímera de la vida, me hizo pensar en todos los rostros que había amado en mi vida. Amores de familia y de amistad todos ellos, pero ahora me tocaba conocer lo que sin duda alguna era otro tipo de amor, mucho más violento y pasional, peligroso e inestable, sobre todo, pero intenso como ningún otro.No podía dejar de pensar en lo que Ana había querido decirme respecto a la decisión que debía tomar, pero el asunto había dejado de ser de decisiones hacía mucho tiempo, ahora era una cuestión
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