Sabrina «Amo a Rodrigo Evans» Esas fueron las últimas palabras que pronuncié ates de salir de la habitación donde se encontraba Mauricio, ¿Fue fácil? La respuesta es NO, sobre todo el haberle confesado que estaba esperando un hijo suyo, pero que no pudo nacer. Recordarlo cada día es un suplicio, duele cada vez que recuerdo a mi pequeño tesoro, pero sé que desde el cielo mi ángel va a estar bien. Decir que lo he asimilado seria mentir porque la pérdida de un hijo es una gran cicatriz que nunca se va a borrar. Los detalles de la perdida me los reservé, o quise que supiera. El tiempo siguió pasando y al haberme dado cuenta de que no había almorzado me hizo caer en cuenta de que Rodrigo no me ha llamado ni mucho menos enviado un mensaje. «Seguro ha de tener mucho trabajo» Termino de revisar las historias medicas de los pacientes dejando las respectivas anotaciones en cada una y me dirijo hasta la cafetería para comer algo mientras termino turno. Hora y media después ya me encuentro
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