Me alisté y coloqué la dirección en el GPS, estaba un poco lejos, tenía miedo de lo que pudiera suceder. Fueron los 25 minutos más largos de la historia, tuve que tocar la bocina un par de veces a uno que otro conductor tranquilo que no tenía ni idea de mi emergencia. Llegué, la fundación es tan imponente como la mansión de los padres de Max, muchos árboles y flores estaban llenando cada esquina. Había muchísimas personas, todos tenían un uniforme deportivo, portaban el logo de la institución justo en medio de la camisa, deben ser los pacientes o beneficiados. Bajé del auto y reconocí el coche de mi esposo, debo correr, no sé cuánto tiempo podría tener aquí. Comencé a preguntar por la oficina de Max. Estaba un poco alejada de todo, así que tuve tiempo de ver el lugar. Tenían canchas de todo tipo, básquet, futbol, voleibol, había incluso piscinas para nadar. Detrás de ellas pude observar una pequeña colina, había un grupo de personas practicando yoga. Me detuve a verlos, es increíbl
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