Después de la situación con los dos oficiales que tuvieron a punto de llevarme detenida, siento que he tenido suficiente por el día de hoy. Por supuesto, le agradezco a Samuel lo que hizo por mí, al interceder y salvarme del arresto, sin embargo, nada de eso cambia la situación entre nosotros, ni siquiera el hecho de que ahora esté esperando otro hijo suyo. Respiro profundo. Sentí mucho miedo al pensar que podía ir a parar a la cárcel, que tendría que separarme de nuevo de Camila y que, una vez más, sería sometida a la terrible situación de atravesar mi embarazo encerrada tras las rejas. Es algo que no estoy dispuesta a repetir. Eso me destruiría por completo. Un sudor helado se desliza por mi espalda. ¿Quién quiere enviarme de nuevo tras las rejas? Mi padre es un cobarde y sé que no se atrevería a hacerlo, mucho menos, tras la amenaza que le hizo Horacio el día que me salvó de ser estrangulada por él. Entonces, ¿quién está detrás de todo esto? ―¿Estás bien, Abigaíl? Pregunta Hora
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