―Hola, ¿quién eres tú? Suelto la mano del hombre, en lo que escucho la voz de mi hija detrás de mí. ―Hola, pequeña ―nuestro visitante se acuclilla para quedar a su altura. Sonríe y le tiende la mano para saludarla―. Me llamo, Scott, y seré tu nuevo vecino. Mi hija sale de detrás de mis piernas y le da su manito. ―Mi nombre es Camila ―ella le devuelve la sonrisa―. ¿Vivirás en la casa de abuelita Lorna? Él me mira sin entender, así que se lo aclaro. ―Ella era la dueña de la casa antes de que me la dejara. Asiente en respuesta. Toca la naricita de mi hija, antes de ponerse de pie. Lleva puesto un jean, botas de motero, una camisa de lino blanco y una chaqueta de cuero. Es un hombre muy atractivo y sexy. Tiene el cabello negro, los ojos color miel, rasgos fuertes y varoniles. De toparte con él en la calle, pensarías que se trata de un modelo de revistas o una estrella de cine. ―No sé si la señora Briseida te lo comentó, pero tengo la intención de instalar un consultorio médico en e
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