No puede dormir en toda la noche. Di vueltas y vueltas en la cama, pensando en lo que había pasado con esa mujer. ¿Por qué apareció en esta casa? ¿Qué es lo que anda buscando? Me pongo el reloj y me ajusto la corbata mientras me miro al espejo. No he podido sacarme la imagen de la rubia de mi cabeza. Su insolencia no tiene comparación, pero tampoco la determinación que vi en su mirada. Es un coctel de sustancias explosivas que pueden poner en peligro la cordura de cualquier hombre. Es altanera, rebelde, mal educada, irrespetuosa, pero, sobre todo; una gata salvaje con las garras muy afiladas. Guardo mi cartera en el bolsillo de la chaqueta y salgo de mi habitación. Son las cinco de la mañana, la hora perfecta para salir de aquí y largarme sin tener que verle la cara a esa mal hablada. Bajo las escaleras de dos en dos. Sin embargo, al llegar a la planta baja escucho ruidos provenientes desde la cocina. Es extraño, sobre todo, porque el servicio comienza a laborar a las seis de la mañ
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