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Todos los capítulos de Acuerdos de Hielo y Fuego: Capítulo 11 - Capítulo 13
13 chapters
11. Salto largo
—¡Suéltame! ¡Maldito infeliz!— se oían los gritos de Olga desde su habitación.Irini salió corriendo hacia la habitación vecina para socorrer a su amiga en aprietos, su corazón latía a toda prisa. Encontró la puerta cerrada, pero escuchaba los gritos que venían desde dentro. Con desesperación golpeó la puerta.—¿Qué está pasando ahí? ¡Olga! ¡Abre la puerta!De pronto, se detuvieron los gritos y la habitación quedó en silencio. A los pocos segundos la puerta se abrió y se asomó su amiga con el rostro descompuesto.—Irini, discúlpame, es que tuve una pesadilla horrible.—Ay, Olga..., qué susto me diste.—Pues yo aún tengo el miedo a flor de piel. ¿No puedo ir a tu cuarto y quedarme allí a dormir contigo?—¿En esa cama tan pequeña? vamos a estar incómodas las dos.—Prefiero dormir incómoda que dormir con este miedo tan terrible.—Bueno... Si te sientes así, entonces vente para mi habitación. No quiero que me despiertes de nuevo con otro grito como ese.Se fueron las dos a la habitación
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12. Una noche loca
—¿Puedo hacerles compañía?Las chicas se sorprendieron al ver a Sergei en ese sitio tan alejado. Se levantaron y lo saludaron animosamente, como alguien que saluda a un compañero de aventuras pues presiente que la aventura se pondrá aún mejor.—Qué sorpresa verte aquí. ¿Cuándo llegaste?— preguntó Irini.—Ayer en la mañana— contesta Sergei.Olga agrega:—Te salvaste del estado de alerta que hubo ayer en toda la zona por la ola de frío. Estuvimos presas en el aeropuerto, hasta que una familia se condolió de nosotras y nos ofrecieron hospedaje.Sergei contesta:—No puede ser, ¿y durmieron bien? Eso ayer estaba feo afuera. Nosotros no salimos por esa razón, aunque aquí dentro del hotel uno se aísla completamente de las inclemencias del clima de afuera.Irini sintió una pequeña incomodidad. Quiso preguntar algo, pero se contuvo. Por alguna razón pensó que debía evitar mostrar demasiada ansiedad por la intriga que sentía en ese momento. Pero Olga hizo la pregunta que ella evitaba hacer:—¿Y
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13. Morder la nieve
Irini estaba acostada en la cama, observando que su compañera no vino a dormir en toda la noche. Se preguntaba si debía preocuparse e intentar localizarla. De pronto, sonó la puerta y vio entrar a Olga, al parecer recién bañada y con una amplia sonrisa en su rostro.—¿Y dónde estabas tú, desvergonzada?— pregunta Irini.—¿Tú qué crees?—responde Olga— aproveché la oportunidad. Esas oportunidades que tú nunca aprovechas. Anoche te vi pasar hacia la habitación y me di cuenta de que dejaste a ese pobre hombre herido y maltrecho.—¿No te da vergüenza, Olga? Si a Yuri apenas lo conociste ayer. ¿Qué estará pensando de ti?—No. No fue con Yuri con quien me acosté, fue con Sergei...—¿Qué?— preguntó Irini, sorprendida.—Ah... Viste que sí te importa. ¿Por qué te haces la insensible? Yo sé bien que el hombre te gusta, yo no te haría algo así, primero me corto una mano. Y si acaso te preocupa lo que Yuri estará pensando de mí, luego se lo preguntamos. Más tarde vamos a salir los cuatro a ver los
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