13. Morder la nieve
Irini estaba acostada en la cama, observando que su compañera no vino a dormir en toda la noche. Se preguntaba si debía preocuparse e intentar localizarla. De pronto, sonó la puerta y vio entrar a Olga, al parecer recién bañada y con una amplia sonrisa en su rostro.—¿Y dónde estabas tú, desvergonzada?— pregunta Irini.—¿Tú qué crees?—responde Olga— aproveché la oportunidad. Esas oportunidades que tú nunca aprovechas. Anoche te vi pasar hacia la habitación y me di cuenta de que dejaste a ese pobre hombre herido y maltrecho.—¿No te da vergüenza, Olga? Si a Yuri apenas lo conociste ayer. ¿Qué estará pensando de ti?—No. No fue con Yuri con quien me acosté, fue con Sergei...—¿Qué?— preguntó Irini, sorprendida.—Ah... Viste que sí te importa. ¿Por qué te haces la insensible? Yo sé bien que el hombre te gusta, yo no te haría algo así, primero me corto una mano. Y si acaso te preocupa lo que Yuri estará pensando de mí, luego se lo preguntamos. Más tarde vamos a salir los cuatro a ver los
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