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71. No tienes ni idea.
Sergey no dejaba de gruñir o cerrar los ojos cada vez que sentía como aquel hombre buscaba en la herida, la cual seguía sangrando.Aunque, el alcohol en la sangre ya lo tenía más en la oscuridad que en la luz.— Así que eres el párroco de ese sector, claro que he escuchado de ti, debo decir que no cosas buenas, tienes muchos enemigos por meter tus narices en dónde no te llaman. —Aunque ahora que lo recordaba, también era cura de Yuri, de su jefe muerto.Gruñó cuando volvió y lo fulminó con la mirada, debía callarse, se dijo mentalmente, al menos hasta poder recuperarse y poder defenderse si al padre le daba por atacarle.Pensar en eso hizo que otra parte de su cuerpo se tensara a pesar de, tal vez, no tener suficiente sangre para ese tipo de reacción fisiológica de su cuerpo.Alik tomó una aguja y la esterilizó con un poco de alcohol, luego enebro un poco de hilo y se acercó hasta él fulminándolo con la mirada.— No tienes ni idea.Porque ciertamente tenía muchos enemigos, más de los
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72. Usted es él que tiene más secretos.
— Me llamo Sergey, solo llámeme así padre.— Pero Sergey, debe tener algún apellido ¿No? Todos tenemos un apellido.Bebió un trago de su copa y se inclinó hacia la mesita de centro que los separaba para dejar la copa sin apartar la vista de aquel hombre, cuanto más lo miraba más seguro estaba de que no era la primera vez que lo veía.— Soy un hombre de Dios, sé guardar secretos.— ¿No sabe que hay secretos que pueden matar, Padre?Mencionó tomando de la copa y beberla casi de golpe, ahogando con eso el dolor de su herida.Sergey llevó su mano hasta su herida recién suturada y la apretó suavemente.— Aunque creo que, de los dos, usted es él que tiene más secretos, por ejemplo esa sutura que realizó en mi herida es difícil de hacer para manos inexpertas.— Le dije que estudie medicina antes de ser sacerdote. —Se inclinó a tomar la copa de nuevo y bebió todo el contenido de un trago para llenarla otra vez. Le extendió su mano con la copa vacía para que le sirviera más.— Una cosa es estu
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73. ¿Padre, puedo besarlo?
— Si y no, supongo que dónde ha dicho que no podría volver a amar, no importaba si era hombre o mujer, era la persona— respondió Sergey sin dejar de perder ningún detalle del hombre al moverse por el pequeño cuarto donde estaban. Además, quién era él para decir sobre los gustos de los demás.Alik llenó nuevamente la copa de su invitado y volvió a dejar la botella en la mesa para tomar su propia copa, mientras lo escuchaba hablar.— ¿Cómo fue que murió? ¿Algún fuego cruzado con algunas de las familiad?— Sergey le volvió a pedir un poco más de vino y así poder seguir bebiendo y mitigando el dolor de su herida y maldiciendo en ruso al ver de nuevo un mensaje de Dorkan en la pantalla.— Algo así…— Alik se perdió por un momento en el color rojo del vino, rojo de sangre que lo transportó a aquel momento en que todo estaba lleno de sangre, la sangre de las dos personas que más le habían importado hasta entonces.— No te preocupes, nadie sabrá que me has ayudado. Por lo que no le diré nada so
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74. No me esperaba eso de Yuri.
— Debo decir que creí te llamabas Constanza y sí que tenías buen físico pero un poco más delicado. ¿Tú me comprendes?— Soltó un gran suspiro y dejó la copa de nuevo vacía en la mesa, se la había tomado de golpe, era necesario.— No te mataré, no podría hacerlo, Dorian era como mi hermano, yo le ayudaría a escaparse con su persona especial. Así que padre, tu secreto está a salvo conmigo y te ayudaré a matar a quien te ha amenazado.Alik lo observó con incredulidad sin saber muy bien que pensar sí, suponía que le tomaría el pelo, estaba equivocado.— Yuri lo sabía, yo maté a una gran parte de mi familia tras el asesinato de Dorian, enloquecí al perderlo y Yuri me ha protegido durante todos estos años por eso.— Se acomodó mejor en el sofá, tomó la mano de aquel hombre y se la llevó al corazón para que notara como latía.— Mi corazón solo latió por Dorian, era lo único que me importaba.Soltó su mano empujándola con algo de desdén y tomó de nuevo la foto de ellos dos viéndola otra vez, cas
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75. Demasiado tiempo sin ti...
Los recuerdos de Alik invadían sus sueños, podía sentir las manos de Dorian sobre su cuerpo haciéndolo estremecerse, llenándolo de necesidad, tanta que cuando despertó no supo distinguir la realidad del sueño.— Te necesito...Murmuró en la penumbra, con la única luz tenue de la luna que se filtraba por la ventana.Acarició su espalda y se arqueó bajo su cuerpo abriendo las piernas al instante.— Demasiado tiempo sin ti...Deslizó las manos por su espalda hasta su trasero, atrayéndolo, haciéndolo rozarse contra su erección, la que ese sueño le había provocado, y buscó su boca desesperada, como un sediento, aferrándose a su única fuente de líquido, bebiendo de sus labios, invadiéndolos.Sabía que no era él, pero a la vez se sentía como él y en ese instante solo necesitaba eso, fundirse con ese cuerpo, sacar su dolor de algún modo.— Hazlo…Tan delicioso, tan exquisito, su tan adorado Konstantin, ese olor que hacía tiempo añoraba y esa calidez que ahora volvía sentir a través del cuerpo
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76. El viejo Ivanov ha muerto.
Era una noticia que Bradley no esperaba darle a su jefe, al menos no tan pronto, al menos hasta que se encontrara de mejor humor, sobre todo cuando en la conversación se incluyen las palabras Rusia e Ivanov más si esas dos palabras iban juntas.—¿Estás seguro de que la información es cuen por ciento verídica?— preguntó Bradley a Luka el encargado de los asuntos y negocios relacionados con ese país.—Estoy más que seguro de que el viejo Ivanov ha muerto, todo se ha manejado en absoluto secreto, pero es un hecho que el rey ruso ha pasado a mejor vida.Definitivamente su jefe debía saber cuanto antes esa información.—Luka, sigue atento a cualquier cosa, no olvides informarme, mientras tanto pasaré tu reporte al rey negro con todo lo que me has dicho.Tras ese último intercambio de palabras que tuvo Bradley con Luka la comunicación se cortó. Los pasos de la mano derecha de Ethan Russell, o como lo conocían en el bajo mundo como el rey negro, se dirigieron hacia su encuentro.Ethan se enc
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77. Es Sergey, no aparece.
El joven ruso vio la puerta de su sala de baile abrirse a través del espejo y paró, odiaba que alguien le viera bailar, lo odiaba porque le recordaba a él, al maldito rey y todo lo que le provocaba.— ¿Sucede algo?— dijo caminando hasta el lugar donde había dejado su camiseta para cubrirse nuevamente el torso expuesto y luego caminar hasta el equipo de música y parar la reproducción de aquella melodía.— Es Sergey, no aparece — aseguró el hombre.Vladímir necesitaba a Sergey, lo quería a su lado porque todavía no tenía el suficiente poder como para enfrentarse solo a Yuri y estaba seguro, de que, a pesar de no llevarse del todo bien, el hombre preferiría mil veces jurarle lealtad a él que al otro probable heredero del imperio Ivanov.— ¡Quiero a todos nuestros hombres buscándolo! No puede estar muy lejos del sitio en el que encontraron a mi abuelo.— Sí, señor — dijo el hombre retirándose.Cuando aquel hombre por fin se marchó cerrando la puerta de nuevo, Vladímir cambió su expresión
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78. ¿Por qué una reina?
Aun así, no podía evitar preguntarse si ya sabia que él había llegado. Pero la pregunta que rondaba su mente y que lo mantenía nervioso o mejor dicho inquieto era la siguiente, ¿iría a buscarlo o lo evitaría? “¿Qué es lo que harás Vladímir?”“¿Qué es lo que haré yo al tenerlo frente a frente?”Preguntas que parecían torturarle y que por más que deseaba pasar por alto lo obligaron a salir de la habitación y caminar hasta donde sabía que había un balcón, justo en esos momentos más que nunca necesitaba del aire frío de rusia y recordarse que él había propiciado ese distanciamiento entre el joven Ivanov y él.Pero era tan malditamente frustrante saber eso y no hacer nada, porque de hacerlo sería aceptar que nuevamente se había equivocado lo que heriría a su ego.Lo que no podía hacer en ese momento era herir su ego, el cual lo mantendría ecuánime y sobre todo con los pies en la tierra para llevar a cabo la última voluntad que le había encomendado su viejo amigo Yuri.—Que sepas que te od
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79. ¿Donde está?
—Eres un maldito cobarde, Russell — se dijo a sí mismo el americano mientras golpeaba con fuerza el saco de arena que tenía frente a él.Golpe tras golpe, se decía lo imbécil que era, y lo cobarde que era, sus manos se encontraban ahora maltrechas, casi a punto de que sus nudillos se rompieran al golpear el saco de arena sin ningún tipo de cuidado y con mucha fuerza.Bradley encontró a su jefe y amigo sudado y enfadado en el gimnasio, él solo soltó un suspiro porque sabía que era o mejor quien era el que lo había llevado hasta ahí.Era curioso el contraste que él podía observar en su jefe y mejor amigo, la frialdad con la que mataba a sus enemigos y la forma que parecía perder la razón por solo una persona.—¿Dónde está?— fue lo que le pregunto Russell a su amigo y mano derecha.—Si preguntas por el príncipe ruso, salió no hace mucho, a considerar por la cara que tenía, parecía que no estaba de buen humor y que tenía más prisa por salir, que por quedarse.El rey negro no dijo nada, to
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80. No te dejaré tenerlo… no esta vez…
Vladímir tenía una extraña sensación, Aún recordaba como notaba la presencia de Russell en la cárcel incluso poco antes de que él llegara y en ese instante él mismo escalofrío le estaba recorriendo por completo, haciendo que le fuera muy difícil centrarse en el chico con el que bailaba.Tan distraído estaba que logró hacer lo que no le permitía a nadie, logró capturar los labios de Vladímir en un beso y este lejos de apartarlo, tal vez influenciado por la furia, el rencor y las inmensas ganas que le provocaba no poder sacarse a Ethan de la cabeza, correspondió ese beso con ferocidad.Estaba furioso por lo que había conseguido ese chico de él, tan furioso que lo agarró del cuello para apartarlo, lo miró con esos ojos mercurio líquido que tenía cuando se llenaban de ira y lo empujó en dirección a los reservados del fondo. Se había acabado el baile, ahora solo quería desahogar su frustración y no sería nada suave.Los ojos del rey se volvieron rojos no solo por el alcohol consumido, o la
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