Narra Ignacia.Justo en este momento, con estos resultados entre mis manos, el corazón me da un vuelco y pienso en mi pasado, en la diferencia de todas las sensaciones que he vivido y casi a mis treinta años, es que vengo a distinguir un sentir de otro. Cuando Sebastián me pidió dejar la casa, esa vez creía que sufría por amor, y hace poco todavía lo consideraba, pero en realidad parece que nunca supe lo que verdaderamente era sufrir por ese sentimiento, sino que ahora lo veo claro y lo entiendo también, únicamente fueron:Sueños muy tontos rotos.Esperanza, aunque ridículas rotas.Y deseos hechos pedazos, sin embargo, nunca fue amor, me convencí a mí misma de que lo era, pero la realidad es que nunca lo fue.—Antes de firmar te contaré sobre Iván y mi decisión, no te negaré tu derecho, pero si quieres mi autorización me vas a escuchar. — Le hablé con tanta fuerza y voz de mando que supuse que se negaría, pero, por el contrario, se acercó sentándose en la orilla de la cama justamente
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