AmayaTrata de mujeres.Era fue la frase con la que me desperté en medio de una habitación desconocida, con un dolor punzante de cabeza y ganas inmensas de llorar por la pesadilla que eso podía significar en mi vida.Lo curioso, es que, en unos segundos de raciocinio, fui consciente de que tenía algo en el brazo, por lo que, al ser más consciente, enfoqué bien mis ojos y vi que tenía una vía intravenosa colocada. Por instinto fui directo a quitármela con temor de que me hubiesen drogado, no obstante, una voz me detuvo.—Yo no haría eso.Al voltear a mi derecha, vi nada más y nada menos que a mi prometido. Estaba apoyado en la ventana, con el cuerpo de cara a la misma, pero con el rostro en dirección a mí. Desde esa perspectiva, con la luz de la luna pegándole sobre la máscara dorada, parecía una cri
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