Si el primer beso de ambos había sido una cosa sin igual, este, con ambos comprendiéndose mucho mejor que antes, definitivamente había despertado algo en ellos dos.Apenas la boca de Damián tocó la suya, se acercó más y buscó profundizar el beso. Enredó una mano en el pelo de él buscando que no se apartara y que, por el contrario, se apegue a ella.No fueron más que segundos los que tardaron en agitar sus respiraciones. Él estiró la mano y acarició su mejilla despacio con el dorso de su mano. Sonrió contra su boca con encanto.No estaba maravillado, estaba en el maldito cielo. Ese roce fue suficiente para activar algo en Ciabel, quien se puso de pie con torpeza. Se acercó dubitativa y finalmente pasó una pierna por el regazo de Damián, quien sintió que moriría allí mismo de fascinación. Luego, colocó la otra pierna y le sonrió. Lo miró a los ojos.Las manos del empresario bajaron a las piernas de ella. Se aferraron y la pegaron más todavía a su cuerpo. No eran solo besos. Fue él qu
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