Una buena madre era una madre con dinero. Elena no había estado en su habitación en un año y un par de meses, sin embargo, de alguna manera ya no se sentía como suyo en lo absoluto. Los colores azules resplandecían fuerte como la identidad de otra persona, algo que jamás fue suyo, pero se aferró a creer que sí. Aun así, fue un buen lugar para sentarse y simplemente llorar. No estaba segura de cómo, pero sí sabía porque, había algo en su madre que la asustaba más de lo que quería admitir, incluso cuando jamás fue siquiera golpeada por ella.Eran sus silencios los que hacían a su corazón temblar. Miedo, tristeza, rabia, era una acumulación de emociones que no podía entender cómo podían hacerle tanto daño, pero que definitivamente ocurrió porque ahí estaba llorando justo como hace un año con la prueba de embarazo entre sus dedos.Elena observó a su alrededor, secándose las lágrimas con más fuerza de la que debería, dándose cuenta de que podía sentir el olor de Harry en algún lado. Era
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