Creo fielmente que desde que yo se lo permití, he recibido todos los besos y las caricias que nunca me dieron, los que siempre soñé, y nunca obtuve; así como también yo di todo ese amor que estaba dentro de mí, encerrado, rogando por ser entregado a alguien. Anoche me sentí amada, deseada, valorada por quien soy, con mis defectos, con mis dudas e inseguridades. Anoche vi estrellas, fuegos artificiales y posiblemente una explosión nuclear. Me sentía única e irrepetible y los sonidos que él hacía, como se estremecía, su tono cuando me susurraba, fueron la guinda del pastel. Él era feliz conmigo; yo no tenía que hacer nada más que ser yo misma, me lo había dicho varias veces, pero recién hoy lo aceptaba y lo entendía. Por supuesto, no solo era todo pasión y desborde, sino que me sentía respetada, cuidada. Fue algo que nunca tuve y que no imaginé tener. El temor de enamorarme seguía, pero ¿Podría evitarlo? Quizás esto no pasaría de aquí, quizás no llegaría ese amor como el que yo anhe
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