La calma que aparentaba Johanna solo estaba escondiendo el huracán que se avecinaba, ella estaba furiosa, por muchas cosas, pero lo de Rebecca era algo que la había desestabilizado, podrían decirle que era una maldita desalmada, pero le importaba más su amiga que la muerte de su padre, después de todo, Rebecca y Donna le habían dado algo que nunca tuvo en realidad: el amor de una familia y un verdadero hogar.Había varias cosas que ella no podía contarle a su novio, y no es que no confiara en él, pero Ryan siempre tenía esa actitud de “yo lo resuelvo” que la desesperaba, no era una niña chiquita y no necesitaba un caballero en armadura que enfrentara sus demonios, de hecho, ella quería un cómplice, alguien que la dejara ser ella misma y le ayudara a conseguir sus propósitos sin interferir.Para presencias sobreprotectoras que la invalidaban y la hacían sentir como si fuera inútil e incapaz, ya tenía a su hermano y a su padre. El primero porque la veía exactamente así por el hecho de s
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