25. Señora Duncan, por favor.
— De mucho, muchísimo dinero, señorita Cisneros, puedo darle lo que quiera si satisface mi curiosidad— aseguró Agnes fijando su mirada en la de la joven y guapísima niñera, tanto que la disgustaba.Había aprendido a odiar tener mujeres demasiado atractivas cerca, al menos que no estuvieran casadas con hombres tan adinerados como el suyo, y ella era exactamente el tipo de fémina que odiaba estuviera en su hogar.Anahí tomó una de las pastas y comió, al menos eso la ayudaría con el amargor que el té había dejado en su boca, y la tensión que sentía entre aquella señora y ella, parecía que la examinaba todo el tiempo, que se esforzaba por parecer agradable, pero por algún motivo no le gustaba su presencia, masticó tranquila y luego se limpió delicadamente con la servilleta.Tal vez esa mujer podía ayudarla a acercarse a Jeremy porque él era su objetivo, al principio, cuando lo conoció solo se le antojó la idea de meterse en la cama de su patrón, del mismo modo en que se había metido en la
Leer más