Todos los capítulos de Los cuatro hijos secretos del rey: Capítulo 31 - Capítulo 40
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31. Intentaré volver lo antes posible.
La reina se sentó en el sillón y ordenó a las sirvientas que sirvieran el té, tanto para ella como para su hijo y esa aspirante a nuera que le acababa de traer.Maryam golpeó con delicadeza la pierna del hijo de Padmé, tranquilizándolo. Su madre tenía razón en desconfiar de ella, su madre Ana sería en ese aspecto igual.— Pero tiene razón, eso es secundario, Mi hijo me ha dicho que están enamorados¿Es eso cierto, usted lo ama y sobre todo que es eso que hace que lo ame?—Si, yo amo a Darius, tengo que decir una cualidad, si es así no podría responder la pregunta que me ha hecho con veracidad. Porque no hay nada que no me guste de Darius, me enamora hasta cuando está de mal humor.— Señor…— uno de los escoltas del rey se atrevió a irrumpir en el lugar haciendo que los tres se giraran a observarlo. — Siento interrumpir, pero tenemos un asunto urgente que comentarle, no puede esperar.Esa era la ocasión que Padme estaba esperando para quedarse a solas con la chica e intimidarla, no le pa
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32. ¿Cuatro hijos Maryam? Y sin ningún esposo.
Maryam estaba tan abstraída en ese beso que, por un instante, ni siquiera pensó en lo que la rodeaba, solo eran ella y él, se pegó un poco más a él por inercia y a su vez, Darius la mantuvo todavía más sujeta contra su cuerpo, sin duda el rey no quería soltarla y ella no deseaba ser soltada, al menos no hasta que terminaron de besarse y se percató de la presencia de alguien más en la sala.No podía ser, él era Asad, su primer amor que desapareció como por arte de magia el día en que fue violada, Maryam en ese instante cuando vio a Asad salir de allí, parecía que nadie aparte de ella se había percatado de su presencia.Ella no se dejó besar de nuevo y puso una mano en el pecho de su supuesto novio para alejarlo de su cuerpo, sabía cómo Asad se había sentido y no podía dejar las cosas así.— Por favor, debo ir al baño, ya vuelvo. Me disculpan.Dijo la joven saliendo a toda prisa en busca de Asad, pudo ver la decepción en sus ojos y ella no tenía la culpa, él la había dejado sin tan siqu
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33. No me vais a engañar.
— Pero madre todavía no estamos casados.Padme rio a carcajadas y movió la mano en un gesto como si le quitara importancia al asunto.— No me vais a engañar, son otros tiempos, los jóvenes ya no se esperan como antes y hacen bien, así que si tanto os amáis yo no tengo problema en que compartáis habitación.Darius III se encontró en un aprieto, quería protestar, pero sabía que su madre lo estaba poniendo a prueba, simplemente vería como pasar la noche o tal vez… Podría terminar aquello que empezaron contra la pared de uno de los pasillos del casino.Lo que menos quería ella era compartir la habitación con ese hombre, no después de la forma en que ella y Asad se habían despedido, no con todo ese sentimiento y confusión que le oprimían el corazón.Pero no podía hacer nada más que sonreír, sobre todo al escuchar a la madre de Darius diciendo que quería que ambos se quedarán y compartieran la cama, al fin y al cabo él la había contratado para convencer a su madre.— Está bien madre, mi nov
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34. No he dejado de pensar en ti.
Darius sintió como esa mujer enredaba las piernas en su cadera y ya no dudó en seguir con lo que tanto deseaba, bajó los escalones de la gran bañera, ya que más que bañera parecía una pequeña piscina digna de la realeza, mientras acariciaba su cuerpo y seguía besándola con un hambre incontenible.Las manos del Rey resbalaban con lentitud por el cuerpo de Maryam mientras su boca se deslizaba por su cuello hasta su escote, llenándola de besos en su recorrido.Su cuerpo entero parecía encenderse en cada toque que él daba a su piel, era solo sentir las yemas de sus dedos deslizarse por su cuerpo y ella querer ansiar más.—Darius— Maryam dejó que de sus labios saliera el nombre de ese hombre mientras se ondulaba bajo el cuerpo que pretendía cubrirla, tomarla, poseerla…Se aferraban con los dedos al cabello del hombre, mientras, ansiosa, buscaba saborear y perderse en sus labios.— No he dejado de pensar en ti desde ese día en el pasillo, en poder tenerte una noche entera, en tomarme mi tie
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35. La amo madre no puedo evitarlo.
Darius III abrió la puerta de la habitación y casi se le cae su madre encima, la cual tenía la oreja bien apoyada a la puerta para escuchar lo que pudiera, aunque sin demasiado éxito, de todas todas ella quería averiguar si ciertamente estaban enamorados.— Mamá ¿Se puede saber qué haces?Padmé se levantó rápidamente y se acomodó volviendo a recuperar ese porte sobrio que tanto la caracterizaba, sin mostrar ningún tipo de vergüenza por haber sido pillada.—Si ya sabes que estaba haciendo, ¿por qué me lo preguntas?— le respondió a su hijo, a quien golpeó con el abanico que ella llevaba en su mano — he venido a ver si realmente tú y esa mujer ya sabes. Están enamorados o solo es para que yo esté tranquila.Hizo un sonido con su boca de fastidio, algo que hacía que dejara de verse como la madre del rey y más bien como una suegra molesta por la elección que su hijo ha hecho, no importaba lo mucho que la joven fuera bonita si ella no la había escogido, no era adecuada para su hijo, era una
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36. Yo soy el padre de sus hijos.
— ¿Usted… que hace usted aquí?—Preguntó Maryam molesta por lo sucedido. No entendía qué había pasado ni por qué estaba ahí el mejor amigo de Darius y mucho menos porque su pequeña decía haber encontrado a su papá.— No cariño, este señor no es tu papá — explicó Maryam agachándose a la altura de la pequeña para que ella entendiera que se había equivocado.— Mami, pero…— la pequeña no soltaba la mano del hombre y Maryam lo observó desde abajo con molestia, sin entender por qué tenía a su hija sujeta.¿Es que Darius se había dado cuenta y pretendía llevársela?— No sé que pretende, pero será mejor que se vaya — dijo Mariam poniéndose de pie de nuevo para mirar a ese hombre con semblante desafiante.— Lo siento, no puedo irme, deberíamos hablar a solas — insistió Alí.Maryam resopló, pero asintió, cuanto antes zanjaran aquello antes se iría ese hombre y la dejaría tranquila a ella y a sus hijos.— Acompañame — le pidió caminando hasta su habitación, no era partidaria de meter a ningún ti
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37. ¿Sahira eres tu?
Aquella mañana el alboroto en la cocina era más del habitual en casa de Maryam, los niños todavía dormían, ya que era fin de semana y no tenían que ir a la escuela, por eso le llamó especialmente la atención la forma en que Ana hablaba, demasiado fuerte, por lo que empezó a preocuparse, pero lo que definitivamente hizo que Maryam saliera volando de la cama fue escuchar a su madre llorar.Poco le importó estar en camisón, se puso rápidamente una bata que tenía al lado de la cama y corrió al salón para quedarse petrificada al ver a quien creía perdida, esa persona por la que se había sentido durante todos esos años culpable, su hermana Sahira.Maryam se quedó parada, congelada frente a la imagen de su madre y su hermana abrazándose, siempre creyó que ese día en el que fueron concebidos sus hijos y su hermana se ofreció a ayudarla, algo muy malo le había ocurrido.Después de aquello le pareció verla un par de veces en el casino, pero siempre la perdió de vista y nunca pudo corroborar que
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38. Es un vestido hermoso.
— Dígale que asistiré.El repartidor asintió conforme y se marchó feliz de haber llevado a cabo la tarea que le había mandado su rey.— Vaya, alguien muy rico debe estar interesado en ti porque no cualquiera puede permitirse comprar en esa tienda — dijo Sahira muerta de envidia, pero intentando parecer amigable — ¿Quién te lo envía?— Un amigo —Respondió Maryam quien no podía contar que aquello era simplemente un trabajo, que ella se estaba haciendo pasar por novia de un señor muy importante para que su madre dejará de presionarlo con un matrimonio arreglado.— Ese amigo debe apreciarte mucho ¿No lo vas a abrir?— preguntó Sahira deseando ver que era lo que le habían regalado.Cuando Maryam abrió la caja del interior, sacó un hermoso vestido en un tono verdoso que le resaltaba muy bien los ojos, largo hasta los pies, entallado en la cintura, con un bonito escote, ni demasiado pronunciado ni demasiado recatado.Sin duda estaba hecho de seda, Sahira lo sabía con solo mirarlo, pero todaví
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39. Necesito marcharme.
— No, de verdad que yo no voy a dejar que me acompañes, me puede llevar el chófer que me trajo en el carruaje — explicó Maryam molesta consigo misma, ni siquiera tenía ganas de apartarse de él y aun así le prohibía que la acompañara, pero era mejor hacerlo de ese modo.— Lo siento, pero no voy a dejar que te marches sola, así que ya puedes ir quejándote todo el camino porque pienso acompañarte.Aseguró el rey mientras tomaba de la mano a Maryam sin ninguna contemplación y tiraba de ella hasta el carruaje, luego la invitó cortésmente a subir para llevarla a su destino.Ya no podía creerse que aquel hombre la estuviera tratando así y fuera capaz de meterla a la fuerza en aquel vehículo, sin duda las horas que había pasado con él habían sido un espejismo, porque de nuevo le demostraba lo poco capaz que era de aceptar un no por respuesta y esta vez no estaba drogado.— Es usted un idiota — dijo ella golpeándole el pecho con los puños para que la soltara una vez estuvieron dentro del carru
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40. Déjame entrar...
Poco tardaron en llegar al fin a su casa. Darius se bajó primero del carruaje y le ofreció la mano a ella para ayudarla a bajar también, Maryam creía que él se iría entonces, pero no fue tan fácil. Maryam cada vez se daba más cuenta que no había nada absolutamente relacionado con ese hombre que resultara fácil.— Creo que ya puedo entrar yo sola — Aseguró Maryam agradecida de que las luces estuvieran apagadas y ya todos estuvieran dormidos.— Déjame entrar…— pidió Darius acompañando a la mujer hasta la puerta de su casa y es que le seguía costando mucho despedirse de ella — Déjame pasar esta noche contigo.Maryam supo que si quería sacárselo de encima debía darle algo más de lo que le estaba dando, las protestas no habían servido de nada, así que intentaría convencerlo de otro modo siendo más cariñosa con él.Se giró y pasó los brazos alrededor del cuello de Darius dejando que él la rodeara por la cintura y la pegara a su cuerpo, estaba tan a gusto en sus brazos, sabía que es peligros
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