Cuando hablé con Efraín sobre la posibilidad de que, después de la improvisada sesión de fotos entre las dos cocineras y los miembros de la junta directiva, no fuera necesario realizar la competencia, me preguntó, con todo respeto, si acaso estaba loco.—Ya todo está preparado y dispuesto, señor —dijo—, esta es la cereza en el pastel, con la que conseguiremos, por unanimidad, la aprobación de la junta, además de que será un evento muy divertido, ya verá. Me puse en sus manos y solo me adelantó, porque ni siquiera yo, como CEO de la cadena hotelera, debía estar al tanto de eso, que en el almuerzo solo se serviría un plato de carne de res, con guarnición de arroz y papas.—Algo muy sen
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