Una máquina de alumbramiento, eso era todo lo que ella era para él. Una hembra que iba a asegura la existencia de la familia de los Lambert, la única capaz de entregar a un hijo a cambio de la seguridad del poder de su abuelo. ¿En qué momento el mundo había cambiado de esa manera? ¿En qué momento fueron sus sueños propiedad de alguien más?Un hijo, de ella iba a nacer un bebé que nunca fue querido, un hijo que significaba la destrucción de sus sueños, un hijo que no era más que una herramienta de poder para la persona que era su padre.Aquel cuento de hadas con el que ella soñó, aquel príncipe azul que pensó, estaba destinado a llegar a su vida después de la realización de sus sueños, aquel castillo de cristal, los sueños de oro, el amor genuino, todo eso podía ir a la basura en ese momento en que ya no le quedaba nada para seguir adelante.Un hijo, de ella iba a nacer un hijo que ella jamás podría querer por ser de la persona que más la estaba destruyendo. —Cristal, vamos, acuéstate
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