SENTIMIENTOS EXPUESTOS.Miriam.—Yo estoy tirada en el suelo… donde me dejaste —susurraba Miriam, acurrucada a un lado de su cama. Los recuerdos de aquella noche, en la que Caden experimentó una sensación de embriaguez y donde experimentó el amor pensando en otra persona, no la mantenían en paz, y el toque de sus manos se habían vuelto indelebles en su piel.—¿Qué has hecho? —sus sollozos subían de tono; sintió la urgencia de alejarse. Miriam se puso en pie, tomó uno de sus espejos de mano y lo arrojó contra el suelo, rompiéndolo; acto seguido recogió un trozo de cristal y, sin perder tiempo, comenzó a lesionarse. Su padre tocó a la puerta, ella no abrió, estaba concentrada en la sangre que brotaba de su antebrazo, y se deslizó del trance cuando su padre golpeó la puerta hasta derribarla.—¡Miriam, hija! ¿Qué planeas hacer? —gritó el hombre enardecido, después la desprendió del vidrio, la mujer empezó a llorar. Las lágrimas de Miriam conmovieron a su progenitor.—¡Maldito Caden, me v
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