—Suéñalo, Alfredo, ustedes serán lo que son, solo mi sombra —aseveró con furia y se alejó, pero Sebastián se veía descontrolado, Hugh lo notó y se acercó a él aprovechando la ocasión—Padre, ¿Qué te sucede? ¿Te ves fuera de control?—¿Dónde está Violeta?—No lo sé, estaba por aquí, quizás en el jardín.Caminaron juntos, y salieron, entonces pudieron verla, estaba a unos pasos de ellos, hablando con ese hombre, con Pablo Lanzi, y Sebastián sintió que podía morir de terribles celos solo de verla con ese hombre—Ya lo ves con tus propios ojos, mira lo que es, fue lo mismo que me hizo a mí, cuando te encontró a ti, no pensó en olvidarme para comenzar una relación contigo, y ahora, que encontró a Pablo, siendo joven y adinerado, no pensará las cosas, y te dejará a ti también.Sebastián sostuvo a Hugh del cuello con fuerza, con una sola mano, quitándole el aire—¡Cállate! —exclamó mordiendo sus palabras con furia—. Puedes decir lo que quieras, pero sé que estás detrás de todo esto, ¡Aléjate
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