Tres horas antes:Damino estaba relajado, sopesando con cautela que iba a hacer, en que podía ayudar a Lyra. El habia arruinado todo, absolutamente todo, pero no se arrepentía de la decisión que habia tomado en ese momento.Si tenia que volver a anteponer la vida de Lyra por encima de la de Aegon, lo haría sin pensarlo dos veces.Pero ahora ella lo odiaba, lo detestaba. Su sola presencia lograba arrebatarle la sonrisa de los labios. No era justo.Aun asi, Damino no sentía pensa de si mismo, el encontraría el modo, la forma de conquistarla otra vez. De volver a ganar su corazón.El príncipe cruel estaba sumido en sus propios pensamientos, cuando un sonido peculiar lo arranco de aquella ensoñación. Un par de segundos después, un aroma que conocía a la perfeccion lo abordo. Fue entonces cuando el supo que no estaba solo.—¿Qué haces aquí, Diana?—escupio el con tono aspero y seco, mientras volvía su rostro hacia la entrada trasera.Alli, de pie con una sonrisa poco amistosa estaba Diana,
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