—¿Cuál es tu color favorito?—pregunto Aegon deteniendo finalmente la motocicleta frente a su casa.—¿A que viene esa pregunta?—respondio ella, alzando una ceja bien perfilada.Ambos descendieron mientras caminaban hacia el garaje, llevando con ellos la motocicleta. El rostro de Aegon se veía relajado y feliz, de un modo que jamás lo habia estado. Lyra suplicaba para que Damino no lo notara.Luego de hablar durante unas cuantas horas, ambos habían tomado la decisión de no contarle nada a Damino, al menos no aun. El se merecía algo mejor que un simple corazón roto, por lo que Lyra decidio revelarle su decisión luego del enfrentamiento.Aunque la verdad era que no deseaba que Damino sufriera dos veces por su causa. Si bien, para ella ya era demasiado tener que mentirle a ambos, aquello le parecía lo mas correcto. En especial para e
Lyra escucho con suma atención cada una de sus palabras, sintiendo como su corazón se detenia y el aliento le era arrebatado. —Tu… ¿Ya lo sabes?—susurro ella con cierto temor. —¿Se supone que no debería notarlo?—pregunto el con el ceño ligeramente fruncido—. Solo hay dos motivos para que Aegan este como esta… o me mori, o tu lo escogiste a el. Lyra trago duro, mientras lo observaba con detenimiento. No parecía enojado como para hacerle daño o matar a alguien, en realidad, su mirada oscura parecía mas triste que cualquier otra cosa. >—Y como creo seguir vivo, la única opción es que tu lo escogieras a el. —Lo lamento, Damino, no era mi intención lastimarte—dijo ella con cierto temor. —No importa si eran o no tus intenciones, Lyra, se que son las intenciones de Aegan. El solo existe para arruinar mi existencia—respondio el liberando un profundo suspiro, mientras colocaba su barbilla sobre uno de sus puños. De cierta manera, las palabras del príncipe oscuro le resultaron increíblem
Tres horas antes:Damino estaba relajado, sopesando con cautela que iba a hacer, en que podía ayudar a Lyra. El habia arruinado todo, absolutamente todo, pero no se arrepentía de la decisión que habia tomado en ese momento.Si tenia que volver a anteponer la vida de Lyra por encima de la de Aegon, lo haría sin pensarlo dos veces.Pero ahora ella lo odiaba, lo detestaba. Su sola presencia lograba arrebatarle la sonrisa de los labios. No era justo.Aun asi, Damino no sentía pensa de si mismo, el encontraría el modo, la forma de conquistarla otra vez. De volver a ganar su corazón.El príncipe cruel estaba sumido en sus propios pensamientos, cuando un sonido peculiar lo arranco de aquella ensoñación. Un par de segundos después, un aroma que conocía a la perfeccion lo abordo. Fue entonces cuando el supo que no estaba solo.—¿Qué haces aquí, Diana?—escupio el con tono aspero y seco, mientras volvía su rostro hacia la entrada trasera.Alli, de pie con una sonrisa poco amistosa estaba Diana,
Lyra no dijo una sola palabra en todo el viaje de regreso, ella guardo silencio, mientras miraba por la ventana recorriendo el paisaje que los rodeaba. La noche se cernia sobre ellos de un modo casi aterrador. Cualquiera en su sano juicio habría tenido miedo, pero no ella, no Lyra. Lo que habitaba en su interior, los miedos y pesadillas que se volvían carne conforme sus ojos permanecían abiertos, era mucho mas aterrador que cualquier secreto que el bosque y la noche allí fuera pudieran guardar para ella. Con los labios firmemente apretados, ella no emitio ni un solo sonido, simplemente se resguardo en su mente, en sus recuerdos. Aun era capaz de recordar la sonrisa dulce que su hermano solia obsequiarle, como asi también la mirada cargada de complicidad que solían compartir. Ella recordaba los abrazos como si ese mismo dia el le hubiera dado uno al despertar. Pero la verdad es que llevaba muchos años sin sentir la calidez de sus abrazos o las palabras reconfortantes cargadas de s
Advertencia: El siguiente capítulo contiene escenas de violencia fuerte. Se recomienda discreción. Recomendado para mayores de veintiuno. o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o Lyra: Ella corria por el bosque con los pies desnudos. Las piedras y ramas del suelo se incrustaban en su piel expusta, generando varios cortes, algunos mas profundos que otros, sin embargo, la adrenalina que recorria su cuerpo era demasiado grande como para que ella fuera capaz de sentir dolor o cualquier cosa semejante. No, la princesa licantropa no sentía absolutamente nada, simplemente corria desesperada, con su corazón acelerado mientras miles de pensamientos ondulaban en su mente. Sabia que Damino habia mentido, e
Lyra se habia quedado dormida en brazos del príncipe dorado. El sueño la habia reclamado luego de sentir todas esas emociones desprenderse de su alma en pena. Aegan no dijo una sola palabra. El simplemente la cargo en brazos, llevandola de regreso a la casa. Alli, el no dijo una sola palabra, pasando junto a Damino quien lo observaba sorprendido, con miles de pensamientos pasando por su mente. El no dijo absolutamente nada mientras caminaba con Lyra durmiendo entra sus brazos, llevandola hasta su cuerto. Luego de todo lo ocurrido, el iba a ser jodidamente egoista, dejandola en su propia habitacion, cerrando la puerta detrás de el. Aegan no deseaba apartarse de ella. Lyra lo necesitaba ahora mas que nunca, y el no pensaba dejarla sola con sus pensamietos. Con cautela y delicadeza, el la coloco sobre la cama, retirándole la ropa con suavidad. El la arropo y la observo dormir durante algunos minutos en los que logro conseguir cierto nivel de paz. Hasta que finalmente la puerta d
A la mañana siguiente, Aegan ya no estaba por ningún lugar. Cuando Lyra abrió los ojos, ella estaba completamente sola en la cama, bien arropada y calentita, pero la ausencia del príncipe dorado le pesaba, le hacia falta.Con pasos cansados, ella se puso de pie y salió del resguardo que las sabanas ofrecían para ella, mientras observaba todo a su alrededor. No estaba en su cuarto, sino que se encontraba en el de Aegon.Sin poder evitarlo ella esbozo una delicada sonrisa que corono sus labios, mientras deslizaba su mirada a través de la habitacion. Ciertamente eso no era lo que imaginaba cuando pensaba en el cuarto de aquel hombre.Todo estaba en orden, el tenia varios libros clásicos apilados en repisas cercanas. Un escritorio de madera oscura se encontraba en la pared opuesta con un cuaderno cerrado encima de este. Hechizada, Lyra avanzo hasta este, con los labios crispados hacia un lado antes de tomarlo entre sus manos y comprender de lo que se trataba.Era un diario… o mejor dich
Damino:—Si…—.Las palabras de Lyra hicieron que su corazón se detuviera, sus labios se secaran y su mente se vaciara totalmente de cualquier pensamiento. Damino tuvo que recordarse a si mismo como respirar, como pensar e incluso que palabras se suponía que debia decir.Pero nada de aquello fue necesario; no cuando Lyra continuo con sus palabras.>—Si, cuando el infierno se congele.Las palabras de Lyra fueron dichas con tal rabia y desprecio que detuvieron el alma del príncipe cruel. El jamás habia escuchado que la princesa fuera capaz de contener tanto odio en su interior. En su corazón. Sin embargo allí estaba, escupiendo aquellas palabras para el.—¿Por qué eres tan cruel conmigo, Lyra? ¿Qué hice yo para merecerlo?—se atrevio a preguntar el con calma.—Me amas, Damino—comenzó a decir ella con calma—. Una vez, ese amor fue hermoso, puro y noble, pero ahora…Ella trago duro, sabia que sus palabras serian demasiado fuertes, incluso para los oídos del hombre ante ella, pero el necesi