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Todos los capítulos de Connie, una madre para mi hija: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Déjà vu
Connie se quedó mirando cómo Gabriel se alejaba sin siquiera voltear a mirarla, quería correr tras él, pero no quiso importunarlo más, quizá era mejor así, era mejor que terminara con esa ilusión absurda de vivir un amor verdadero, tal vez no era digna de ello.Sin pensarlo subió a la habitación, hizo su maleta y decidió volver a Huatulco, no quería pasar por el dolor de un nuevo rechazo quería sacar a Paquito y a Lolita de su casa y volver al albergue, iba a ser difícil, pero también tenía que decirle la verdad a la madre superiora.Revisó su cartera y se dio cuenta de que no tenía el suficiente dinero para un boleto de autobús, mucho menos para un boleto de avión, miró su mano y se quitó el anillo de compromiso que le había dado Gabriel. Tomó un trozo de papel y escribió una nota que dejó sobre el buró, todavía no sabía cómo iba a conseguir el dinero para volver, pero podía recurrir a Ana, o a doña Lucha, por lo pronto era mejor salir de ese lugar antes de que volviera Gabriel.Tení
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Película de acción
Agarró su cabello con ambas manos, se sintió un estúpido por haber reaccionado de esa manera, pero solo quería aclarar su mente para poder decirle a Connie lo que estaba sintiendo sin herir sus sentimientos y sin que se sintiera rechazada u ofendida por sus dudas al respecto de si continuar con su relación o no.Llamó a la recepción para preguntar si habían visto salir a su mujer y la recepcionista le dijo que no, al menos desde que ella había tomado el turno, que posiblemente había salido cuando estaba el compañero de la guardia nocturna.Inmediatamente pensó en Ana Duran, era probable que estuviera con ella, por lo que pudo ver eran buenas amigas y quizá había recurrido a ella en busca de ayuda.Le habían robado el móvil así que pidió que lo comunicaran con Mr. Harry para que le proporcionaran el número de teléfono de Marco Duran.Por fortuna el gringo ya estaba en su oficina y lo comunicaron de inmediato. Le dio vergüenza molestar a sus socios, pero estaba seguro de que ellos enten
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Luz de día
Se besaron larga y apasionadamente hasta que el sonido del claxon de varios vehículos que esperaban impacientes para que Gabriel quitara su auto de en medio de la carretera los hizo volver a la realidad.Los federales le perdonaron la multa y solo le recomendaron no volver a hacer una locura como esa, tuvieron que disculparse con los conductores molestos por el tráfico detenido.—Por favor señorita, si un día decide volverse a enojar con su novio, solo recuerde que es un loco suicida y escúchelo antes de abordar el autobús — dijo el oficial cuando subieron al auto.—¡Gracias oficial! Y perdonen el inconveniente— dijo Gabriel avergonzado, pero feliz por haber conseguido alcanzarla.Emprendieron el viaje de regreso a Acapulco, Gabriel tenía la cita ante el notario para formalizar su nueva sociedad, pero lo que más le importaba era llegar al hotel para hacerle el amor a su prometida.Le pidió a Connie su móvil para hacer una llamada y se detuvo en un paradero para tomar agua y comer algo
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Pedida de mano
Sentir el calor del sol en su rostro hizo que Connie abriera los ojos, el mar a través de la ventanilla del autobús brillaba en todo su esplendor como un majestuoso manto azul celeste — fue sueño, todo fue un sueño — dijo sollozando.Los brazos de Gabriel y los besos en su rostro la hicieron despertar.—No preciosa, no fue un sueño, estás aquí conmigo — le dijo y la abrazó para hacerla sentir su calor.—¡Mi amor! — dijo ella acurrucándose entre sus brazos — tuve una horrible pesadilla, me vi en el autobús y creí que en verdad todo había sido un sueño.—No bonita, solo fue una pesadilla, el sueño lo estamos viviendo los dos. Odio tener que dejarte, pero tengo una cita con mis socios para ir a la notaría.—No quiero que tardes — le dijo ella abrazándose a su torso — quisiera quedarme aquí para siempre.—Lo sé mi amor, pero tenemos una compañía que salvar de la ruina y tres pequeños traviesos que deben estar impacientes porque volvamos a casa.—Tienes razón, anda ve a tu cita y yo voy a
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¡Soy libre!
—Tía yo…madre… — no sabía qué decir, no sabía por dónde empezar a pedirle perdón por haberla engañado.—No me mires con esa cara hija, sí hija mía — continuó diciendo la mujer — ese día en el hospital tú creíste que seguía dormida por la anestesia, pero pude escuchar todo lo que me dijiste. No te dije nada porque tenía la esperanza de que tú me confesaras toda la verdad y que me dijeras que fue lo que le pasó a mi sobrina.Connie comenzó a llorar, se dejó caer en la silla y comenzó a decirle cómo conoció a Constanza en el autobús, las pocas palabras que cruzaron y que le regaló un folleto para que fuera al albergue si necesitaba ayuda.La madre superiora comenzó a llorar al escuchar cómo había sucedido el accidente que le quitó la vida a su sobrina, la única familia que le quedaba.—Perdóneme madre, yo solo quería una oportunidad para comenzar de nuevo, tenía que dejar mi pasado atrás y se me hizo fácil usurpar la vida de una mujer que ya Dios había llamado a su lado. No lo hice con m
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"Fi-sio-te-ra-peu-ta"
Los días siguientes todo parecía una locura, Gabriel quería casarse cuanto antes, pero Ximena lo convenció de que debía esperar a que ella pudiera caminar. —No pretendo ir a la boda de mis padres vestida de momia — decía haciendo gestos de bebé con el rostro y simulando que estaba a punto de llorar. —Entonces tendrás que darte prisa con la rehabilitación — dijo el médico que estaba preparado para quitarle el yeso y las férulas que le mantenían inmovilizado el cuerpo para que pudiera comenzar son los ejercicios de fisioterapia. —¿Me va a quitar las vendas doctor? ¿dejaré de parecer una momia por fin? —Así es, hoy te voy a quitar todas las vendas y a partir de mañana podrás comenzar con los ejercicios. Por cierto, señor Herrera la recepcionista le puede proporcionar los contactos de los mejores fisioterapeutas especializados en casos como el de Ximena, todos están certificados en las técnicas más innovadoras de rehabilitación pediátrica. —¿Escuchaste mami? — dijo Ximena por primera
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Comienza la guerra
Cuando llegaron a la habitación de Ximena, Michelle miró todo a su alrededor, se notaba que la posición económica de Gabriel era bastante alta, no cualquier persona podía darse el lujo de instalar en su casa un gimnasio pediátrico ortopédico con todo lo necesario para la fisioterapia que requería la niña, era como estar en una sala de hospital de alta tecnología, el paraíso para cualquier especialista. Necesitaba deshacerse de Connie y de los niños, si quería tener una oportunidad con Gabriel, debía intentar quedarse a solas con él, porque desde que llegó notó que solían hacer todo juntos. —Es mejor que no haya tantas personas en la habitación — dijo refiriéndose a Connie mientras colocaba una almohadilla sobre la cama de masajes. Gabriel tomó a Lolita y a Paquito de sus cabecitas para llevárselos con él hacia la puerta. —Vamos niños dejemos que Ximena haga sus ejercicios para que pronto pueda salir a jugar con ustedes. —No, no Gabriel, no es necesario que tu salgas, tú eres el pa
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Alianzas
Ximena parecía no sentir ningún dolor al realizar los ejercicios, estaba tranquila y cooperaba sonriendo a cada indicación que Michelle le daba y Connie la tomaba de la mano para que no se sintiera nerviosa.Cuando finalmente terminaron la niña estaba tan cansada que se quedó dormida.—No puedo negar que haces muy bien tu trabajo — dijo Connie — pero no te atrevas a intentar interponerte entre Gabriel y yo porque no te lo voy a permitir. Viniste a trabajar dándole terapia a Ximena y será lo único que harás.—Querida, ese anillo en tu mano todavía no te da el título de “señora Herrera” así que no cantes victoria, muchos compromisos se han roto antes de la boda, incluso en el mismo día frente al altar.Michelle recogió sus cosas y comenzó a caminar hacia la puerta dejando a Connie con la palabra en la boca que estuvo a punto de contestarle su amenaza.—¿Cómo está Ximena? — preguntó Gabriel apenas las vio aparecer en el vestíbulo donde jugaba con Paquito y Lolita a construir un castillo
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¡Está loca!
—No te entiendo Laura ¿qué ganas con arruinarle así la vida a los demás? — Le dijo Michelle mientras se sentaba a la mesa y se pedía un café — ¿no te bastó con la desgracia que provocaste hace años? ¿Qué te ha hecho Gabriel para que te ensañes así con él?Laura se quedó mirando por la ventana, agitó la cabeza para evitar que los recuerdos se apoderaran de su mente, lo único que sabía era que el odio que sentía por Gabriel era más fuerte que ella y no, no era por haberla despreciado y por haber roto su compromiso con ella, su odio tenía un trasfondo mucho más antiguo.—Eso es algo que no es de tu incumbencia, no te hice venir para contarte mi vida, te hice venir para cobrarte el favor que me debes, hace años yo te salvé de ir a la cárcel por lo que hiciste, pero todavía conservo las pruebas y sabes que podría hundirte con ellas, así que harás lo que te dije y no hagas preguntas estúpidas.—Por favor Laura, eso fue hace muchos años, yo vendí todas mis propiedades y me fui del país para
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Hablemos del pasado
Esa noche cuando Michelle llegó a casa de Gabriel con sus maletas suspiró antes de entrar. No le gustaba nada lo que estaba haciendo, ya una vez había intentado meterse en la vida de Gabriel tratando de alejarlo de la mujer que amaba y las cosas se habían salido de control, por fortuna en aquélla ocasión él no se enteró de lo que ella había hecho en su desesperación por alejarlo de Maciel, pero a ella le había costado años de terapia y vivir alejada de su país y de sus amigos durante muchos años; nadie sabía que había vendido sus bienes y se había ido a vivir a Estados Unidos precisamente para alejarse de Gabriel y tratar de olvidarlo, lo de estudiar en una universidad de prestigio había sido solo el pretexto perfecto para que nadie sospechara sus verdaderos motivos para irse.Ella no solía ser muy creyente, sus padres no le inculcaron la fe, sin embargo, en ese momento sintió que necesitaba aferrarse a algo, porque lo que estaba haciendo estaba muy mal, pero tenía mucho miedo de lo q
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