El cielo matutino lucia despejado y hermoso, no había una sola nube que opacara la luz del hermoso día que recién comenzaba, el museo abría sus puertas para recibir a los turistas y locales que disfrutaban del arte, las calles de a poco, comenzaban a abarrotarse del vaivén interminable de personas que, al igual que ella, salían a su trajín diario, Isabella caminaba con paso presuroso para llegar a tiempo, despertar en medio de la madrugada para hacer el amor con Joseph, aunque, muy placentero, no había sido la mejor de las ideas, despertaba tarde esa mañana y no le gustaba en lo absoluto ser impuntual especialmente con sus trabajos, sus ojos agua marina brillaban con intensidad, aunque, no sin un deje de angustia, temía que Joshua hiciera su aparición por alguna de sus clases y no se sentía lista para mirarle aun, había comenzado su entrenamiento con Joseph, aunque, por alguna razón no demasiado misteriosa, cada rutina la terminaban desnudos sobre la cama, aquel pensamiento la hizo so
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