El ambiente en aquella oficina se sentía tenso, tan denso y tan incomodo que podría cortarse como una rebanada de pastel. Joseph miraba a Charles con evidente desprecio, así como este lo miraba a el con un deje de burla a cambio. Ambos sabían porque era que estaban allí, aquella razón tenia nombre y era Isabella.—Señor Smith, debe de saber que estoy saliendo con la señora Bianco y que mis intenciones hacia ella son serias, se bien sobre el pasado de ustedes, y como le deje ya en claro en una ocasión, no lo deseo cerca de Isabella, ella es una dama, una buena mujer que merecer ser tratada con respeto, y de ninguna manera voy a tolerar que un bruto barbaján como lo es usted, vuelva a incomodarla o irrespetarla de algún modo, así que, le pido que se marche ahora mismo de mi hotel, de lo contrario, llamare a las autoridades para que lo saquen por la fuerza, en Stella Inc., nos reservamos el derecho de admisión — dijo Joseph con evidente molestia.Charles se burló. — Por supuesto, me iré
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