CAPÍTULO 33. CORAZONES SIN MANCHA
—Para mí fue más que eso —respondió—, trabajaba en el servició de limpiezas de lujosos apartamentos. Casi acababa de salir de la casa de asistencia donde pasé muchos años. Creí que James me amaba —pausó un momento—; no tenía la menor idea de que estaba casado, hasta que… —Su mirada se cristalizó—, su esposa me sorprendió mientras trabajaba, me humilló tanto, hasta que desquitó su frustración en mí. Nunca me había sentido tan insignificante, tan poca cosa, como en ese momento, además que saber que era la amante de ese hombre, me dolió mucho. La verdosa mirada de él se ensombreció al escucharla, su respiración se agitó.—Siento mucho que hayas pasado por algo así —refirió con sinceridad. — ¿Por qué te ha vuelto a buscar?, ¿por qué no me lo dijiste? —preguntó sin dejar de verla.—Es uno de los socios de la empresa del señor Smith Hilton —respondió a su pregunta—, he intentado evitarlo, pero se las ha arreglado para conseguir mi número y enviar aquellas flores, pero no le di pie a nada,
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