¡Vas a despertar a la niña! – Le dijo desde el hombro, aguantando la risa.La despertarás tú, al menos nuestra habitación no está tan cerca sino, mi pobre hija no dormiría. ¡Que dices! – Llegaron a la habitación principal que ella no conocía, la cama era inmensa y parecía dominar el área con su edredón color blanco con ribetes azules. El techo era alto y diversas imágenes estaban pintadas en el a mano, paisajes donde los colores verde, azul, blanco y celeste sobresalían, haciendo juego con las cortinas azules y la alfombra. Los muebles de madera eran sencillos y elegantes, ella exploró con suma rapidez pues las manos de Stefano ya las tenía buscando abrir el vestido. Digo que esta noche – Habló él contestando a su exclamación – vas a gritar muchas veces. ¿Sí? – el vestido cayó a sus pies y ella lo hizo a un lado, quedándose con esa fantástica ropa interior que Allyson le había regalado para ese día. Se sentía sexy, femenina y muy deseada a juzgar por la mirada de su ahora esposo. -
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