Para una niña,lo más triste que le puede ocurrir a los tres años, es perder un juguete, luego, a los cinco, no tener amigos y mas tarde, a los ocho, no ser invitada a aquella pijamada que fueron sus compañeras de clases, ¿no?Para Isis, no, a los tres años, ella ya había perdido el interés por los juguetes, los cuentos, esa era su pasión, oír las historias que colmaban su pequeño librero contadas por la dulce voz de su madre o en ocasiones si llegaba a tiempo del trabajo, la de su padre, a los cinco años, no le importaba tener amigos, en su lugar se esforzaba en aprender a tocar el piano para alegrar a su madre enferma. Tres años después, a los ocho años, su mundo se vino abajo, paso de tener padres a ser huérfana, de tener un hogar a vivir en una casa de acogida a las afueras de Londres, luego otra y otra. A los diez años, la profesora del colegio les dijo algo a sus alumnos: ¨La única forma de ser alguien en la vida, es estudiar¨; y lo que para algunos se convirtió en un susurro ol
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