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Pov Kamir

Isis, he de admitir que me encanta su nombre, justo como el de la antigua diosa egipcia de la casa y la sabiduria, le venia como anillo al dedo ese nombre. Nuestra Isis de cabellos de fuego y labios tentadores. Su cercania era intoxicante, el olor a lavanda que flota a su alrededor, el hermoso tono rojo de sus mejillas y el fuego en sus ojos. Tratando de resistirse a sus propios deseos, la admiraba por ello, ya que yo me encontraba al limite del autocontrol. La pequeña habitacion parecia electrificada mientras estuvimos dentro.

Al salir de la sala donde nos atendió la vimos corriendo hacia la habitación de mi hermana como una niña pequeña luego de pasarse algunas veces las manos por el rostro, un signo claro de frustracion. A pesar del estrés que le estabamos causando me encanto verla de aquella forma, perdiendo la compostura y ese trasfondo de frialdad profesional que tiene. Tal vez nos pasamos con ella y si lo hicimos vamos a tener que buscar una forma de acercarnos, porque no pienso dejala ir.

Un minuto después estabamos entrando a la habitación VIP cuando mi madre iba a comenzar a presentar a la familia así que llegábamos justo a tiempo para ver su reacción a nuestras extrañas tradiciones. Algo que terminaria por ser contundente. Mamá tomo una respiracion profunda antes de comenzar a hablar, para evitar pasarse de la velocidad adecuada que alguien normal entenderia, coloco su cabello caoba sobre su hombro derecho y tras enderezar la espalda como le habian enseñado en palacio comenzo a hablar.

-Lo siento, querida, la emoción de saber que mi hija estaba bien me hizo perder los modales, debo disculparme por ello, mi nombre es Mary Anne Ismarat- le dijo dando dos besos en sus mejillas- Estos son mis esposos, Essel y Unal Ismarat- mis padres le dieron la mano a Isis.

Ella los miraba con confusión y supongo que mi madre olvido que la poliandria no era bien vista en todos los lugares del mundo, aun asi los miro de arriba abajo con ojo clínico y sabia lo que estaba pensando, cada vez que conociamos alguien nuevo ese era el segundo análisis tras el shock inicial al conocer nuestra forma de vida. ¿Qué edad tendrían nuestros padres? Eso se preguntaban todos ya que tenian tres hijos adultos y aún asi no parecian pasar de los treinta y cinco, si me preguntaban a mi, diría que estan estancados en el tiempo.

Mi madre, sin pasar por alto el detalle de la confusión de la chica, pero sin importarle tampoco, siguió presentando a nuestra familia. Creo que tal vez antes de comenzar a hacerlo convenía haberle dicho que debido a la existencia de más hombres que mujeres en nuestro país, la mayoría de hermanos compartían una esposa, que es respetada por ambos, sin celos entre ellos, pero que dios ampare a cualquier otro que se acerque a sus mujeres, todos los hombres de Ismecadar suelen ser posesivos con su esposa. Otro de los objetivos de ello fue evitar las peleas entre hermanos por la división de la herencia y cosas así. Pero bueno, pasando aquello por alto ya se lo explicariamos nosotros luego.

-Los esposos de mi hija, Max y Scott- pronuncia señalando a los dos chicos que sostenían las manos de Beren mientras acariciaban su cabello con devoción, estos solo asintieron en su dirección y regresaron toda su atención a mi hermana.- Y por último mi hijo mayor, Amir y el menor, Kamir, aunque creo que ya se conocieron- pronunció mi madre con picardía.

Con calma nos acercamos a ella y nos turnamos para hacer una reverencia antes de besar su mano derecha. El protocolo dictaba que no deberiamos besar su mano, solo hacer amago de ello, pero fue algo que ninguno de los dos pudimos resistir, a lo que sus mejillas volvieron a tornarse rojas confirmando que causabamos la misma reacción en ella, que ella en nosotros, con solo rozar su piel una corriente eléctrica se formaba, uniéndonos.

-Es…Es un gusto conocerlos a todos-tartamudeo en la primera palabra, lo que me resulto bastante tierno- Me alegra tambien que su hija se encuentre bien.

Su teléfono sonó desde el bolsillo de su bata y tras disculparse con nosotros salió al pasillo para hablar.

-¿Qué le hicieron a la pobre chica que estaba tan sonrojada?- Nos acuso nuestra madre.

-Te juro que nada de lo que vayamos a arrepentirnos- le comentamos a la vez a lo que nuestros padres y cuñados comenzaron a reír, provocando que Beren abriera sus ojos poco a poco.

-¿Qué me pasó?- pregunto mirandonos a todos por turnos.

Justo en ese momento Isis entro a la habitación y su sonrojo habia sido remplazado por una actitud demasiado profesional para mi gusto, diria incluso que habia palidecido significativamente. Su actitud tan fria que no se parecia en nada a quien habia sido apenas minutos antes.

-Sus altezas, me disculpo por mi falta de conocimiento de sus personas y del protocolo- declaró haciendo una perfecta reverencia de disculpas y algo en verla inclinada me molesto sobremanera.

-Mirame- le exigí con más brusquedad de la que esperaba y ella llevo sus ojos hacía los mios sin dejar de lado la reverencia.- No quiero verte nunca mas haciendo esa m****a- le recriminé molesto pero ella solo volvió a bajar la cabeza hasta que mi padre tomo la palabra.

-Querida, disculpa el lenguaje de mi hijo, pero tiene razón, levantate- le pidio y ella obedeció al instante, pero sus ojos siguieron mirando al piso cuando no queria que dejara de mirarme. - Tu salvaste la vida de nuestra hija, así que deja eso de lado y olvida lo que sea que te hayan dicho para que te comportes así, tratanos como lo hacías antes, es algo refrescante y lo vamos a agradecer.

-Como usted ordene, su majestad- profirió para luego acercarse algo nerviosa a mi hermana.-Se siente bien, su alteza, me alegra que haya despertado.

-Muchas gracias por no dejar que mis esposos quedaran viudos y mis pequeños sin madre – susurró mi hermana con su dulzura característica aunque su voz se oia algo rasposa.

-Solo es mi trabajo, princesa- aseguro.

Tras realizarle un examen físico completo a Beren, se acerco a la puerta y luego de otra reverencia pronuncio.

-Me alegro de que se encuentre bien, sus altezas, me retiro, en un rato llegara el médico encargado de atender a la princesa hasta que sea dada de alta- la sola mención de que no volvería ya que otro médico atendería a nuestra hermana me puso de los nervios, pero me contuve viendo que se sentía aún menos cómoda que antes después de la llamada.

Tras salir de la habitación, Beren se digno a hablar otra vez luego de observarnos a todos con detenimiento.

-Puedo ver en sus caras que este comportamiento comenzó cuando me desperte, ¿estoy en lo cierto?- cuestiono ella.

-Tan observadora como siempre, mi querida hermana- le dijo Amir antes de acercarse y besar su frente.

Secunde su muestra de cariño ya que me alegraba de que estuviera en perfectas condiciones tras semejante susto.

-Creo que tus hermanos estan derramando babas por ella desde que nos dijeron que estabas bien- le susurro Max, chistoso como siempre, ante lo que le propine una colleja.

-No es cierto- Nos defendió Amir.

-Hermano, no le mientas, sabes que es cierto- lo mire y ambos bajamos la cabeza para mirar a nuestros pies.

-Padre- enunció Beren a lo que todos miramos hacia ella.- No veniamos a pedirle a la reina que nos recomendara algunos profesionales interesados para llevarlos a Ismecadar.

-Si, querida- respondió Essel.

-La llevamos a Ismecadar y vemos si estos dos tontos logran hacer algo para que sea mi cuñada, por la cara que traen, creo que eso es lo que quieren- aseguro.

-Una excelente idea, hermana, ¿Puedes hacer eso por nosotros, padre?-Pregunte haciéndole un gesto de súplica que le hizo reír por primera vez desde que estábamos aquí.

-Claro, creo que si no lo pedían ustedes, su madre iba hacerlo, ya nos había comentado hace un rato que seria una magnífica ayuda para Suhan y una buena nuera- comento antes de abrazarla al verla sonreir.

- Entonces es un hecho- pronunció un entusiasmado Amir sacandome las palabras de la boca.

- Por cierto, padre- llame su atención.- Me gustaría saber que causó ese cambio de actitud en ella. La pusimos nerviosa cuando nos examino- confesé – pero solo queriamos saber si estaba al menos un poco atraida por nosotros y eso no hubiera causado este efecto.

- Ella no sabía quiénes éramos y eso me encantó de ella- comento mi hermano- pero no más lo supo se puso así, no me gusta verla inclinada, me deja un mal sabor de boca.

- Y a mi- susurro.

- Eso no les había pasado con nadie más chicos, llevamos recibiendo reverencias desde la infancia, e incluso con Cala que cuido de nosotros siempre no se sienten así, están inquietos y no me atreveria a negar que voy a reír viendo sus intentos por conquistarla- se mofó nuestra enana.-Parece una mujer fuerte.

-Bruja- le acusamos los dos al mismo tiempo causando que todos nos rieramos antes de que ella pidiera ver a sus pequeños.

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