Después de cuatro días interminables en el hospital, los médicos nosinforman de que no hay mejoría en el estado de Joan. Tras la puñaladarecibida por el ladrón que intentó llevarse mi maldito bolso, Joan cayó haciaatrás, propinándose un fuerte golpe en la cabeza, lo que hizo que quedarainconsciente y, de momento, no ha despertado.Entro en la habitación y miro a Silvana que se encuentra a su lado. Paultambién está con ella, cosa que, por lo menos, me da un leve respiro. Aunqueya he tenido unas veinte palabras mal sonantes con ella desde que llegó, nohe consentido marcharme del hospital.—No sé qué coño hace aquí —murmura cuando cierro la puerta.—Es su marido todavía, no lo olvides —le regaña Paul.—He traído unos cafés —informo.Paul lo coge con una sonrisa poco común en él, y Silvana me gira elrostro con suficiencia y soberbia. Se lo dejo encima de la mesita auxiliar y mepongo al lado de Joan.—¿Ha pasado el médico?—No, Katrina. Hace menos de diez minutos q
Leer más