MAEVE—¿Entonces volvieron a besarse? —pregunté divertida al ver las mejillas completamente rojas de Cokkie. Nos encontrábamos en el saloncito de su casa, merendando, yo comía un pedazo de buñuelo mientras me burlaba de su indecisión. —¡Ahs, Maeve! A veces quisiera darme un golpe por ser tan tonta. —No, tonta no eres. Solo eres una mujer indecisa en el amor demasiado que roza con lo absurdo, sin ofender amiga —ella me lanzó una rebana de fruta a la frente —¡Ay, no desperdicies la comida! —¡Entonces no te burles de mis desgracias! —No considero que besar a un hombre guapo sea una desgracia, ojalá me pesaran ese tipo de desgracias más seguido. —Cokkie rodó los ojos y yo reí. Me alegraba de ver a mi amiga feliz nuevamente, me entercia que Cornelia si pudiera encontrar la felicidad, sin querer pensaba en Alejandro, sus cartas habían tardado en llegar estos meses, trataba de no sentirme mal por ello. Recordaba cuando le pregunté que significa yo para él, aun tenia esas palabras tan v
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