“Para amar a alguien hay que estar dispuesto a dar lo que sea por esa persona, conocerla, ponerte frente a ella cuando ves que está en peligro. Al mirarte Cornelia solo tengo en mi cabeza un solo pensamiento… querer besarte hasta que te olvides del mundo entero, de que olvides tu amor por mi hermano, tus barreras, ¡todo! Para que ames y mires solo a mí.Me vuelvo loco. Mis ojos quieren verte, mis manos sentirte, hacerte mía. Me siento tan tonto, te resultará completamente desconocida la palabra SARANG; su origen es coreano y tiene un hermoso significado: el deseo de querer estar con alguien hasta la muerte”. MILE PERKINS.ݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜMILE. Nunca había frecuentado un club de caballeros fue una experiencia completamente nueva, podía ver desde viejos a jóvenes nobles de la más alta alcurnia londinense, algunos estaban riéndose tomando alcohol de la botella más fina y costosa que había en el bar. A mi hermano le gustaban este tipo de lugares pero yo solo veía a hombres prete
“La amé tanto que en lugar de flores le regalaba libros. Porque las flores duran unos días pero un buen libro dura para toda la vida”Albert Einstein. ݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜݜCORNELIA. Fui de visita a la residencia Perkins, tenía días sin ver a Diana y la extrañaba. Ella me recibió como una buena anfitriona, como siempre mi hermana lucia radiante y al cruzar el umbral de la puerta vi cajones y maletas al comienzo de las escaleras. —Mile está terminando de empacar para su mudanza a la nueva casa. —me dijo mi hermana cuando se lo pregunté.—Sí, el señor Mile me comentó que lo haría para darles privacidad a ti y Shawn. —Es un hombre muy compresivo. —Tienes razón —sonreí y mi hermana notó el cambio. —¿Te gusta no es cierto? —preguntó divertida. —Pero que digo, te gusta y mucho hermanita. —¡Cállate Di! —exclamé con las mejillas sonrojadas lo que la hizo soltar una gran carcajada. —El señor Mile no se encuentra, salió con Shawn a ver como quedaron los muebles y ver los últimos detalles de
VERÓNICA. Cornelia subió con prisa a su habitación apenas llegamos a casa. —¡¿Cómo es posible que la dejen hacer eso?! —se quejó Kaidan cuando su hermana ya no pudo escucharlo —¿En serio dejarán que Cokkie se case con ese hombre? —No veo ningún problema. —habló Heronimo —El señor Mile habló conmigo y fue tu hermana quien lo aceptó. —Pero… pero…—¡Ya basta de quejas Kaidan McDonall! Si fuera por ti Cornelia sería una solterona toda su vida —dije interviniendo en la conversación haciendo sonrojar a mi primogénito. —Cornelia ya no es una niña, sabias que no ibas a protegerla siempre. Ella ya tendrá su propio protector. Dejé que Heronimo terminara de hablar con Kaidan y subí las escaleras, quería hablar con mi niña. Entré a la habitación de Cokkie y la encontré sentada en su cama mirando el anillo que el señor Mile le había regalado. —Es un hermoso anillo. —dije acercándome a ella y sentándose a su lado en la cama. Cokkie me miró luego bajó la mirada y le daba vueltas al anillo en
SHAWNMile y Cornelia no se habían separado en toda la velada. Nunca había visto a mi hermano tan enamorado, él miraba a Cornelia como si fuera su tesoro. Mientras la feliz pareja anunciaba su compromiso oficialmente a todos los invitados, me escabullí hacia el jardín de la residencia. —Shawn. —dijeron a mis espaldas —¿No irás a felicitar a tu hermano?—Uriel —dije reprimiendo mi desprecio. Nunca me había agradado Uriel, la verdad no tenía un razón es solo que la personalidad de él chocaba mucho con la mía. No podíamos ser amigos, solo nos forzábamos a ser corteses por Mile. —Ya lo felicité cuando puso el anillo en el dedo de su prometida. Él levantó una ceja. —Cualquiera pensaría que no estas feliz. —¡Tú que sabes! —respondí brusco y el rio.—Tengo curiosidad. ¿Cómo lograste que una beldad como tu esposa se fijara en ti?—Cierra tu boca si no quieres…— ¿Qué? ¿Qué harás? —preguntó con burla el rubio, mis manos ya estaban hechas puños —No eres más que un niño consentido, Mile te
CORNELIA.El conflicto que hubo entre Shawn y el señor Uriel no pasó a mayores pero si fue un mal sabor de boca para Mile, él sabía que su hermano y su mejor amigo no se toleraban y sintió que había arruinado toda la fiesta para mí. Por otro lado toda mi familia y mis tíos se hallaban felices por mi próxima boda, Maeve no paró de molestarme en toda la fiesta.Ya mi madre junto con Diana habían comenzado a hacer la lista de invitados y preparar los detalles de la boda, me integraba en la discusión solo cuando se excedían o escogían algo que no era de mi agrado ya que el diseño del vestido seria de mi completa elección. Me encontraba en el estudio de mi padre haciendo el presupuesto para la fiesta. Tan inmersa estaba entre los números que no escuché cuando alguien ingresó a la habitación. —Cokkie, querida. —Miré a mi madre —El señor Mile te está buscando, te espera en la sala Con una sonrisa cerré mi libro de cuentas y salí del estudio de mi padre prácticamente corriendo a verlo. Mile
AMÉRICA (New york) CASA PERKINS. CORNELIA Después de unos días de viaje en altamar al fin habíamos llegado a nuestro destino. Apenas cruzamos el umbral de la puerta de aquella gran casa de dos plantas, nos recibieron los empleados del servicio que constaban de cuatro mujeres y un hombre; la más mayor era la ama de llaves, la señora Gwen Levin quien tenía un cabello rubio donde se empezaban asomar canas pero seguía alta e imponía su presencia, la siguieron la señora Mary Jane quien se encargaba de la cocina, una pelirroja que se presentó como Anne Ford, dos muchachas jóvenes ambas castañas llamadas Cinthya y Jane Watson, por último el señor Franco quien era el cochero y ayudaba con los trabajos manuales. Mile me presentó como su mujer frente a todo el servicio; diciéndoles que tanto él como yo teníamos la misma autoridad en la casa. Recorrí con la mirada la decoración de mi nuevo hogar, todo parecía recién comprado. Pasamos a la habitación principal y sonreí al entrar a la espacio
MILEYa era nuestro segundo día desde que habíamos llegado a New York, llevaría a Cornelia a visitar alguno de mis lugares favoritos en toda la ciudad, deseaba que la conociera para que se adaptara y terminara gustándole. Mientras Cokkie se arreglaba para salir, aprovechaba para terminar de revisar la correspondencia cuando me vi interrumpido por la señora Levin.—Mi señor, la señorita Keira Quinzel lo busca. —fruncí mi ceño. “Maldición, no llevaba ni una semana desde que regresé y esa mujer ya se había enterado” –pensé frustrado. —Dígale que vuelva en otro día. —¿Así que no piensa recibirme? Me hace sentir muy ofendida señor Mile. —dijo aquella voz cantarina que conocía muy bien, en mi rostro seguramente debió formarse una mueca al verla en el umbral de la puerta de mi estudio. La primera vez que veían a la señorita Keira Quinzel todos se embelesan por su belleza exótica: su largo y oscuro cabello, la lisa piel oliveca, su figura esbelta y siendo más alta que la mayoría de las muj
Ya pronto se haría la hora para irnos a la casa de los Porther. El señor Ian Porther un tipo astuto para los negocios y su esposa Mirena dueña de la boutique más prestigiosa de la ciudad, son muy conocidos y admirados en todo New York; su hija Carina Porther hoy cumplía dieciséis años y decidieron celebrarlo por todo lo alto. Había logrado ganarme su amistad al paso de los años, me convenía en mis negocios sus influencias en los altos mercados. Ya me encontraba peinado y vestido con un fino traje, caminé hacia la habitación de mi esposa y golpeé la puerta con suavidad. —¿Cokkie estas lista? —¡Si, si deseas pasa! —dijo al otro lado de la puerta. Al entrar la encontré sentada frente a su tocador escribiendo una carta, Cornelia volteó a mirarme con una sonrisa en sus labios —Estaba terminando de escribir para enviarlas mañana en la correspondencia. —¿Le estas escribiendo a tu familia?—Así es. —vi como bajaba la mirada y parecía triste —Ya los extraños, escribí una carta para Maeve, K