El corazón del guardaespaldas: 13. Voy a reconciliarnos con un beso
— Ara, escucha… — la tomó de la cintura apenas cruzó la puerta del restaurante y la hizo girarse para así poder ver esas lagunas azules. Se acababa de comportar como un idiota con ella y necesitaba desesperadamente enmendar su error.— Quiero irme a casa — musitó ella, indiferente, intentando esquivarlo sin resultado, pues él la tenía firmemente pegada a su torso.— Lo sé, pero hablaremos antes — decidió, luego, sin darle oportunidad a nada, la arrastró hasta el auto y allí la miró de nuevo — Micaela fue mi novia hace cuatro años.Ella al fin lo miró con ingenuidad, aunque retraída.— ¿Tu… novia? — quiso corroborar.— Sí, tuvimos una relación de dos años y luego se acabó — confesó, recordando amargamente los motivos.— Yo… yo no lo sabía.— Bueno, ahora lo sabes, y con respecto a lo otro…— Es lo que piensa todo el mundo, no tienes que intentar disculparte o algo por el estilo — murmuró, bajando la mirada.Él negó y acunó su barbilla.— No todo el mundo, no es lo que yo pienso.— Leon
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