MichaelYa una semana había pasado desde que decidí quedarme para ayudar a Emma en lo que necesitara. Esos días que me sirvieron para reflexionar y darme cuenta de cada noche en la que hablaba con Keith por teléfono, cada vez que escuchaba su voz, suave y reconfortante, hermosa y delicada, con cada risa suya, una parte de mi se alegraba. Podía sentir esa paz que inspiraba a través de su voz, con ella el tiempo se detenía, y esa sensación de hormigueo en mi estómago se hacía presente.Sabía que estaba mal.Ella solo era mi amiga.Lo más seguro es que Keith solamente me viera como si mejor amigo, y nada más.Siempre quería decirle, confesarle sobre lo que me hacía sentir, pero, ¿Y si lo arruinaba? ¿Y si ella se alejaba de mi, otra vez?No podía correr ese riesgo.Aunque me muriera por querer besarla, abrazarla, acariciarla.Estaba mal.Pero, ¿Qué podía hacer? El amor es así, llega cuando menos te lo esperas y con quién menos lo imaginas.―... Y bueno, fué así que este tonto que está aqu
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