Cuando todas las personas dejaron la mansión, me dirigí hacía la casa que compartiría con Will. De inmediato subí a la habitación para ver por la ventana la gran luna blanca, que se posaba en la ventana. Estaba tan enamorada de la vista y un poco deslumbrada por este mundo que parecía tan perfecto, pero al final del día, sabía que era solo una mujer que estaba fingiendo ser una prometida excepcional. Sabía que detrás de las joyas y los hermosos vestidos, seguía siendo la misma Ana.Lentamente camine hacia nuestro guardarropa, que ya contaba con mi ropa guardada, que habían traído desde mi casa, mientras que había ropa nueva que sabía, que William quería que usara. No dude en tocar con mis manos delgadas, cada nuevo vestido que tenía, incluso aún tenían las etiquetas que demostraban que eran piezas realmente costosas.Suspire profundamente un poco abrumada al ver que el pequeño espacio de vidrio, que era para las joyas, estaba repleto de joyería que no era mía. –¡No puede ser! –Me d
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