CAPITULO 34. NUNCA MÁS
—Si él cree que puede venir a decirme que hacer, está muy equivocado…—refunfuñé mientras sacaba las llaves de mi cartera para abrir la puerta del departamento. Ameth no podía juzgarme. No lo permitiría.En cuanto entré en el departamento todos mis pensamientos se acallaron repentinamente. El piso estaba cubierto con globos blancos y rosados, del techo también colgaban algunos, las ventanas estaban adornadas con luces de colores, las mismas que pusimos en navidad, y cuyas luces se reflejaban en los globos.Estaba impresionante, hermoso.Y al fondo de la habitación estaba Rámses, con una camisa blanca impecable, con las mangas subidas hasta sus codos, algunos botones abiertos. No llevaba nada debajo por lo que algunos de sus tatuajes podían verse a través de la ropa. Llevaba unos pantalones negros de vestir, y sin zapatos. Lucía sexy con su cabello alborotado, sus piercings, e incluso con su semblante serio mientras hablaba con Hayden y Fernando. Gabriel seguía inflando globos y lanzánd
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