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Todos los capítulos de El precio de un error : Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31. Tú puedes ser la heredera
—Por favor, vete… Mackenzo no puede verte… luego hablamos porque es muy peligroso hacerlo aquí… hay cámaras, trataré de borrar las películas ¡Ten! ¡Corre! —le dijo dándole las llaves del auto —. No lo lleves donde te estas quedando ni siquiera cerca de allí, déjalo con las llaves colocadas en alguna parte de la ciudad —habló la mujer en un susurro. —Espera, madre —dijo Briggitte al ver la mirada desesperada de su madre y sabiendo que debía salir de ahí rápido —. Gracias.La mujer no respondió, mientras su hija cogió las llaves del auto y salió corriendo hacia el, no sin antes dar un último vistazo a su madre, quien la miraba con tristeza. Briggitte subió al auto y puso en marcha el motor, condujo con rapidez para poner distancia entre ellos, sin dejar de pensar en las razones por las cuales su madre la había ayudado.Al principio, se trasladó sin rumbo fijo, tratando de encontrar respuesta a sus interrogantes, hasta que al fin llegó a la parte más concurrida de la ciudad y allí dej
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Capítulo 32. Jamás se perdonaría
Desesperada, Belina luchó con todas sus fuerzas para escapar de las garras de Mackenzo, pero él era más fuerte que ella y no la soltaba. Tratando de poner distancia entre ambos, Belina tomó lo primero que vio a su alcance, un palo de golf y lo arrojó contra Mackenzo. Él cayó al suelo, aturdido por el golpe.Fue entonces cuando Belina decidió salir corriendo y bajar por las escaleras corriendo hacia la puerta principal, desesperada por escapar de aquel lugar. Sin embargo, Mackenzo reaccionó rápidamente y la detuvo justo antes de salir por la puerta, la arrastró de nuevo hacia el interior, la mujer luchó desesperada con todas sus fuerzas para liberarse de los fuertes brazos de Mackenzo. Pero el hombre era demasiado poderoso y no le permitió escapar, la tenía agarrada como un depredador a su presa.Mientras forcejeaban en medio de la sala, llegó Flaviana y al ver la escena corrió hacia ellos y vio a Belina a punto de ser arrastrada por Mackenzo. Rápidamente, la tomó del brazo y se enfren
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Capítulo 33. El destino conspira
Así pasó aproximadamente una hora, Belina se quedó dormida, aún sentía tanto cansancio y dolor, que ni siquiera se preocupó por nada más, Flaviana estaba con ella y eso surtió el efecto de tranquilizarla, porque se quedó dormida.El médico de la clínica de los Ferrari llegó en helicóptero, revisó a Belina y se dio cuenta de que la herida de bala había tenido orificio de entrada, pero no de salida.—Debemos llevarla al hospital, lo siento señor Ferrari, pero aquí las condiciones no están dadas para operarla, no tengo los instrumentos necesarios —expresó el médico con una mezcla de temor y preocupación.—Doctor, no podemos ir al hospital, la vida de la señora Belina corre peligro, de hecho, no podemos salir de aquí… diga lo que necesita y se lo buscaré, pero no puedo arriesgar la vida de la señora ¿Entiende eso? Salir de aquí puede ser ejecutar su sentencia de muerte —explicó Sebastián y al doctor no le quedó otra alternativa, sino asentir.—Está bien, por supuesto que lo entiendo, voy
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Capítulo 34. Ferrari VS Ferrer
Sebastián no podía creer en su buena suerte, tanto tiempo tratando de contactar al Barón Ferrer y resulta que el mismo lo llamaba, quizás era fuera una señal de que podría librarse de Mackenzo y de Francesca, por un momento se distrajo en esos pensamientos, hasta escuchar de nuevo la voz del hombre al otro lado de la línea.—No te voy a decir el lugar donde nos veremos… yo voy a ir al sitio donde indiques, aunque espero que estemos de acuerdo en una cosa, no te lleves gente contigo, debes estar sin testigos, nadie más, solo tú para que hablemos del tema que nos interesa —expresó Enzo.—Entonces tú tampoco deberías traer testigos ni nadie contigo —respondió Sebastián en el mismo tono.—Tú no eres nadie para ponerme condiciones, entre nosotros soy yo quien dice lo que hay que hacer, son mis reglas, mis normas, no las tuyas. Dime en dónde puedo encontrarte, no te voy a pedir que vengas a mi territorio —insistió Enzo.—Eso estaría bien si no estuvieras interesado en lo que yo tengo, pero
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Capítulo 35. Los enemigos son como las culebras
—Tengo muchas pruebas en contra de Mackenzo —dijo Sebastián y el hombre empezó a interrogarlo.—¿Qué clases de pruebas? —preguntó Enzo con interés.—De todas las actividades ilegales de Mackenzo, sus crímenes, actos ilegales.—¿Puedo verlas? —inquirió y ambos se quedaron viendo por un par de segundos.—No las traje conmigo… aunque puedo hacértelas llegar —mencionó con tranquilidad, pero no pudo evitar sorprenderse cuando le dijo.—Siempre puedes bajar a la bóveda de seguridad y extraer las que tienes allí —mencionó con tranquilidad —Sebastián, ¿Crees que alguien que forma parte de la vida de mi enemigo va a traer a guardar algo bajo mis narices y no me daré cuenta? —de pronto se quedó pensativo y agregó con una expresión de tristeza—. Solo una vez, cometí ese error de subestimar a alguien, no quería interferir mucho en la vida de mi hermana, averigüé el nombre del hombre, incluso la vi varias veces con él… y me mantuve al margen, no hice nada en su contra, debí presionar más, amenazar
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Capítulo 36. Cruel verdad
Una semana despuésHabían sido unos días ajetreados, el proceso en contra de Mackenzo, había iniciado y sorpresivamente para ellos el hombre terminó admitiendo los hechos, lo que redujo el tiempo de duración del mismo.—Esto es increíble, pensé que iba a negar todos los cargos… no tiene sentido que haya admitido los hechos, esto me ha parecido tan fácil —le dijo Sebastián a Taddeo.—Porque es claro hermanito que algo se trae ese hombre entre manos, para empezar, admitiendo los hechos, consigue reducir su pena, y viendo su expresión, su semblante de triunfo, tengo la sospecha que algo planea… igual debes cuidarte él, tiene gente afuera que puede usar para lastimarte… bueno, hermanito, hablamos luego, yo me voy a casa de Felipe, quiero reunirme con Camillo, su memoria regresó y está bien, no tienes idea de cuanto me alivió, por cierto, me llamó Camil, hay una celebración porque apareció y quizás porque ella y Camillo van a casarse.—¡Eso es genial! Me gustaría ir, pero realmente no sé s
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Capítulo 37. Una verdad que descubrir
Sebastián sintió que el suelo se le removía, se pasó la mano por la cabeza en un gesto de desesperación “Eso no puede ser cierto, yo no pude haber abusado de Briggitte”, se dijo con desesperación.— ¿Qué estás diciendo? ¡Eso es mentira! Lo estás diciendo solo para mortificarme ¡No tienes prueba ninguna de lo que me estás diciendo! —exclamó el hombre sintiéndose asqueado, de solo pensar que eso podría ser verdad.—Sé que no eres una persona demasiado inteligente, así que voy a explicártelo de otra forma. Estabas drogado y abusaste de Briggitte primero, entraste a su habitación y te la follaste una y otra vez, hasta dejarla exhausta —dijo con una sonrisa burlesca.—¡Maldit4! Eso no es cierto… y si hubiese abusado de ella entonces no pudiste haberte embarazado de mí y lo hiciste porque Domenic es mi hijo, la prueba de ADN dio positiva.La mujer se sonrió con satisfacción.“Por supuesto que salió positiva porque tomamos muestra de tu hijo con Briggitte, ¡Eres tan idiota Sebastián!, que no
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Capítulo 38. Emocionante verdad
Sebastián colocó a su hijo en la silla de bebé en la parte trasera del auto, y se dirigió a la casa de los Rocco con una mezcla de nerviosismo e ilusión. Era la primera vez que iba a poder estar en la tranquilidad de una fiesta familiar con Briggitte, necesitaba hablar con ella, pedirle perdón, explicarle sus razones para hacer lo que hizo el día de la boda, fue la única manera que encontró para protegerla “Joder, debía hacerlo creíble, no podía actual flexible con ella frente a Mackenzo así en ese momento me estuviera haciendo daño a mí mismo con mis palabras, aunque debo reconocer que estaba en ese momento molesto porque no sabía de quién era su hijo”, pensó.También necesitaba conversar con ella sobre lo sucedido con el bebé que esperaba, si recordaba y le constaba que lo había perdido, o quizás lo mejor era tomar una muestra de ella para compararla con su hijo Dominic, y así estar seguro para no causarle daño haciéndola ilusionar por gusto, desde que tenía esa sospecha, la emoció
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Capítulo 39. La maldad no descansa
Cuando Briggitte salió de la habitación de su amiga para dejarla sola con Camillo, tenía intenciones de correr muy lejos de Sebastián. Sin embargo, algo en su interior lo añoraba, y como si sus pies tuvieran voluntad propia, sin considerar todo lo que le había hecho, se vio buscándolo, y aunque trató de convencerse, que solo se trataba del inmenso deseo que tenía de insultarlo, en el fondo sabía que no era así.Por eso se acercó disimuladamente, se dio cuenta de que Sebastián y la cara de caballo estaban discutiendo, y pese a que su intención era solo husmear un poco y alejarse, al escuchar las palabras que dijo Sebastián, no pudo contenerse.“Entonces, si no te acostaste conmigo, mi hijo Dominic no puede ser tuyo Francesca… porque la prueba de ADN que le hice arrojó una compatibilidad conmigo de 99,99 % y con la única mujer que me he acostado sin protección es con Briggitte, entonces ella es tu madre”.Ella sintió que dejaba de respirar, tuvo la impresión de que sus pies estaban sold
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Capítulo 40. Encuentro
Francesca miraba de uno a otro con una expresión de triunfo en sus ojos, entretanto Brigitte miraba a Francesca con furia en los ojos, con el rostro retorcido por la rabia y la incredulidad, sin embargo, por ahora no estaba decidida a lidiar con esa situación, porque en ese momento lo más importante era saber si Dominic era su hijo, porque de ser eso cierto cambiaría su vida por completo, le daría el impulso que necesitaba y despertarían de nuevo en ella las ganas de vivir. —Francesca, ¿No te cansas de conspirar? Con esa actitud estás demostrando lo importante que es tu hijo para ti y lo mucho que lo has amado —habló Briggitte con un tono de sarcasmo—, no vas a desviar mi atención de lo que ahora es prioridad en mi vida, ¿y sabes qué? No necesito de tu muestra para comprobar mi filiación con Dominic, simplemente yo puedo tomar mi muestra con la de él y compararlas.—Es mi hijo, no puedes someterlo a pruebas sin mi autorización —dijo la mujer molesta mirando del pequeño a Briggitte,
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