Capítulo XII. La cena número veinticinco. Como si inspeccionara el terreno. CARLOS.Salimos varias veces, regresamos a nuestros juegos, parecía que no podíamos dejar de soñar, de vivir experiencias inventadas, todas en base a esos encuentros, como si aún fuésemos desconocidos, pero de una forma rara, porque de ese modo nos conocíamos cada vez más. En vez de aburrirnos, sucedía todo lo contrario.De la cena veinte que compartimos con la familia Graterol, visitamos otros sitios, nos escapamos por aquí y por allá y sin más, nos topamos con diciembre, pasando de largo las ferias de La Chinita, como se suelen llamar en Maracaibo. De forma increíble, no celebramos las fiestas patronales precisamente el día que había que hacerlo. Nancy, incorporada en sus rol de administradora nuevamente, nos invitó al aniversario de uno de sus restaurantes, por supuesto, La famosa Napolitana (esta vez Olivia y yo, en este mes, no cometeríamos el error de no saber qué rayos pasaba en ese sitio, llegando s
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