CARLOS.El rostro de Olivia es bellísimo. Ella tiene una de esas caras que no son de muñeca, sino más bien, sexys y representativas…Sí, representan la vida y la sapiencia, a pesar de lo que sea. Representan la capacidad de amar y de reclamar cuando necesitan cerca algún amor.Allí estaba ella, Olivia Quintero completamente desnuda ante mí, dentro de la ducha de un hotel cinco estrellas en una isla impresionante y turística de Venezuela, luego de hacer el amor, con esa mirada chispeante y ese enrojecimiento por la pasada excitación y los movimientos, mis movimientos y mis toques, culpa mía todos sus rojos sobre la piel, que afeitada, bella, y acicalada, era el envoltorio de un cuerpo precioso y deseable.Olivia tiene un rostro bello, pero sus ojos… Yo solo le miraba sus ojos para ir comprendiendo cada cosa que me contaba.Deseé callarla en varias ocasiones, pero me prometí no tocarla hasta que soltara lo que tuviese que decir. —Saliste con él… —No fue una pregunta, para nada lo fue.
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