CAPITULO XXIIIUN POCO DE ATENCIONEduardo sentía simpatía por aquel hombre extraño, que resultaba en todo diferente a los que él conociera en su corta, pero intensa vida. No le gustaba sentir aquello, y luchaba contra ello pero su cerebro le decía una y otra vez que aquella era su última oportunidad, así que decidió ceder, pero solo un poquito. Bajar al salón no significaría nada en realidad pensó, así que descendió, no los escalones que le separaban de aquel especio físico, sino los que le separaban de una vida distinta. Porque cuando uno toma una decisión, es para cambiar lo que se cree sólidamente afincado en el corazón sin saber que se está destruyendo o creando algo nuevo. Los chicos sin detenerse a pensar demasiado, gritaban y reían alrededor de la mesa, hasta que llegó Eloísa y con una voz que no era precisamente autoritaria, les ordenó callar y el silencio más absoluto se hizo en el salón comedor. En torno a la mesa se fueron sentando para comer, y Eduardo que aun sentía en s
Leer más