Iris—Te ayudaré —dice tímidamente, tras unos largos segundos en la misma postura.Manteniendo una mínima distancia entre nuestros cuerpos, sin decir ni una palabra, toma uno de los libros del carrito y lo coloca donde acabo de limpiar. Uno a uno, con su pecho casi pegado a mi espalda, cada que se estira para dejar un libro sobre el estante, su aliento va rozando mi oreja y su miembro mi trasero.De cada tanto nuestras miradas hacen contacto, y cada vez que lo hace me derrite; siento como si me estuviera devorando con sus ojos y eso me encanta.No se si fue la escena en el gran salón lo que me prendió de alguna manera, o es este muchacho el que me está calentando. Es la primera vez que estamos así de cerca, podría decirse que es como nuestro primer encuentro, pero pese a eso, si él me lo pidiera, lo haría todo con él.¡Auch!A la vez que me perdía en lo cristalino de sus ojos celestes, que parecen estar cambiando de color, mis manos seguían pasando el trapo por la madera. En la distra
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