Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoAl día siguiente, al abrir un poco mis ojos, me asusté al sentir que alguien me abrazaba, provocando que, me quisiera levantar de golpe de la cama, pero un mareo muy fuerte, me frenó esas ganas. Axel, me abrazó y me pegó a su pecho como estaba y después, me besó con tanta ternura, que me derretí en sus brazos y con sus besos, más al darme cuenta que, él estaba llorando.–Amaia, cariño – Axel, se separó un poco de mí, para mirarnos a los ojos – Te amo preciosa, regresé en la madrugada, ¿Cómo te sientes, mi reina?Estaba súper feliz, de poder tenerlo aquí conmigo, me había preocupado, porque no lo iba a poder ver en varios días, pero me alegraba de que haya resuelto, y de tenerlo aquí.–Axel, que bueno que estás aquí – Lo abracé llorando – Te necesitaba, te extrañaba tanto y sentía que, me iba a morir sin ti.–No me importó nada, Amaia – Me contaba él – Me vine, sin despedirme de nadie, sólo le avisé a Elisa, en cuanto la güera me llamó, p
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