Narra Alondra FerreyraMe fui bajando lentamente hasta llegar al piso, me quedé llorando tirada en el suelo del balcón de la habitación de David, cuando escuché, que alguien subía la escalera. No me quería levantar, ¿para qué?Nunca debí de escuchar esa conversación y ahora me sentía peor que nunca, con un miedo terrible, a que esa mujer de una o de otra manera siguiera teniendo contacto con David y que después si lograba que él le volviera a tener confianza, pudiera intentar quitármelo.–Alondra hija, levántate del piso por favor – Me dijo Carmen – Vamos, bajemos para que desayunes algo.–Hola Carmen, lo siento pero no tengo hambre y de antemano me disculpo contigo, porque he escuchado toda la pelea entre David y tú – Le dije apenada – Sé que no debí hacerlo, pero la verdad es que me intrigaba ver el motivo, de que estuvieran tan molestos, el uno con el otro.–No te preocupes Alondra, era algo que yo venía justamente a comentar contigo. No quiero que entre nosotras existan problemas,
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