“Seguro que sí” le digo finalmente, empujando su pecho para que se desplome en la cama a mi lado. “A los gallitos engreídos como tú siempre le gustan las cosas así”.Me arrastro sobre él y desabrocho sus jeans. Levanta las caderas para que pueda deslizarlos por sus piernas. A través de sus bóxers, puedo ver su imponente erección.Entonces deslizo también los bóxers, dejándolo al descubierto, y Dante pone las manos detrás de la cabeza, apoyándose para tener una mejor vista.Subo lentamente por su cuerpo, tomando su pene entre mis manos, y luego, con mis ojos fijos en los suyos, deslizo mi lengua por la parte posterior de él desde la base hasta la punta.Sus ojos se cierran mientras gime.Lo hago de nuevo y luego deslizo mis labios sobre él, dejándolo entrar en el calor de mi boca. Sus muslos se aprietan bajo mis dedos. Puedo sentir todo su cuerpo tensarse en el esfuerzo de controlarse.Se siente bien poner a un hombre como Dante metafóricamente de rodillas. Poder sacar de él cosas q
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