Adam siguió. “No sé cuánto estuve inconsciente, yo escuchaba la voz de mi papá llamándome… Adam hijo… desperté con el olor a gasolina, él como pudo me ayudó a quitarme el cinturón y salir del auto, me pidió que fuera a ver a mamá que la ayudara y yo obedecí… Caminé algunos metros, mamá estaba tirada en el suelo y tenía muchos golpes en el rostro y una herida en su vientre, la sangre empapaba su ropa rápidamente. Papá me gritaba preguntándome cómo estaba, yo le explicaba lo mejor que podía, él me dijo que detuviera el sangrado con mis manos y eso hice, estuve con mamá por minutos que parecían horas, después hubo una fuerte explosión y quedé aturdido. Al levantar mi rostro vi las llamas y el carro quemarse, había explotado… papá sabía lo que pasaría, por eso me envió con mamá, el me salvo. Yo traté de seguir cubriendo la herida de mi mamá, pero era mucha sangre, sentí que me jalaron y eran los paramédicos, ellos intentaron salvar a mamá pero dijeron que ya tenía minutos muerta”. Ada
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