De vuelta en la casa principal, Ashley se entretuvo mirando el océano desde la ventana de su dormitorio. La vista era similar a la que había contemplado siempre desde la casa de su tía Libby. Eso le recordó cuánto la echa de menos. Sobre todo en esos momentos, cuando se enfrentaba a la que podía ser la decisión más dura de su vida. Ni la presencia del océano ni la suave decoración de la habitación consiguieron calmar sus nervios. Se había pasado la tarde con sus hermanas, repasando los daños y evaluando cuánto costaría conseguir que Beachcombers abriera de nuevo sus puertas al público. Había sido mucho más duro de lo que se había imaginado. Se enfrentaba a la ardua tarea de reconstruir esa casa, pero lo que más le dolá era que lo tendría que hacer sola, fuera ya de la vida de Matthew, Eso le angustiaba más de lo que había esperado. Pero tampoco podía seguir con la farsa. No podía seguir acostándose con él sin tomar una decisión sobre el futuro de los dos, ya fuera juntos o por se
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