Nadie, absolutamente nadie sabe el dolor de perder un hijo tan bien, cómo lo sabe una madre...El corazón le dolía demasiado,no había podido soportar la idea de no volver a ver a su hijo,y no saber su paradero que sólo una vez había intentado verlo. Ya habían pasado varios años,y para la gitana había sido una tarea muy difícil el poder escabullirse,primero de los suyos y después de la guardia del rey. Solamente había rogado porque esa mujer aún trabajará en el palacio. La gitana se había agazapado trás unos muros para vigilar el palacio,pero desde donde estaba sabía que era casi imposible que los guardian la mirarán,pero no su gente. Ella estaba en la cima de la catedral,en el último pico, dónde ningún guardia había llegado nunca a vigilar por el temor de caer,pero para su pueblo,los gitanos,esa no era una tarea difícil. Porque desde punto estaban más cerca de las estrellas. Entonces la vió salir,llevaba una canasta a en una mano y en la otra traía a un niño pequeño de no más de 3 año
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