Evangeline Lumière. Ya había pasado una semana desde que los Pierce me tienen retenida en su casa por mi seguridad. Ya no sabia que hacer, entrené con Artemisa, estudie con el Sr. Pierce, cocine con la Sra. Pierce, e hice manualidades con el joven Pierce. Son muchos Pierce. Respecto a Aleksander no había hablado mucho con él, más que las cortas charlas antes de dormir. Charlas como "Buenas noches", "Me toca en la cama, tu al sofá" o cosas así. —¿A dónde vas? —Aleksander entro por la puerta y detuve mis pasos hacia el baño. —¿A darme una ducha? —lo mire con curiosidad. —Me toca, aléjate de ese baño. —me señalo y se apresuro a llegar a la puerta. —¿Qué? No, es mi turno. —me apresure a entrar. Ambos intentamos paso a la vez y terminamos en el suelo. —Ay, salte de encima, idiota. —lo intente empujar, pero solo se movió un poco.Lo mire y él ya me estaba viendo. —¿Y porque debería hacerlo? —pregunto burlón. —Porque me estas aplastando, idiota. —intente empujarlo, pero ni siquier
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