Gerald sacudió su cabeza, se puso de pie, miró con atención a su esposa, le tocó la frente. —¿Te sientes bien? —averiguó confundido—, no entiendo nada, entras y por poco me pegas al verme con ella, y ahora quieres que… ¿la conquiste? Myriam soltó una carcajada, le acarició la mejilla. —Me refería en el ámbito empresarial, has que se enamore de nuestra empresa, en eso eres el mejor. —Se alzó en la punta de los pies y lo besó—. Buena suerte, galán. —Palmoteó uno de sus glúteos. Kevin se aclaró la garganta, evitando soltar una carcajada, ya que Gerald, lo fulminó con la mirada. —Veré que puedo hacer —mencionó Gerald. —Si logras cerrar el negocio, consígueme una cita con ella, con esa mujer yo me caso, y tengo hijos —bromeó. Gerald ladeó los labios, sacudió la cabeza, salió de la sala de juntas y fue hacia Malu. —Quiero ofrecerte una disculpa —expuso con sinceridad—. Myriam es… Impredecible, vive desordenando mi vida. —Sonrió. Malú suspiró profundo. —A veces es bueno t
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